Cada vez más alejado del contacto con la gente, observo cómo se suceden los acontecimientos a mí alrededor, de que modo se va trasmutando la sociedad, y contemplo la manera en que se van produciendo cambios ferozmente degenerativos a una velocidad de vértigo. Y de la misma manera que me voy marginando aún más de lo que ya estaba, me afirmo en mis ideas y principios, cada vez mas distanciados de los que rigen el mundo de la fantasía mediocre y ácida, ese mundo común y corriente, homogéneo, igualitario, sembrado de dogmas laicos, ¡dogmas al fin y al cabo!. ¡Dogmas y métodos viejos, muy viejos, aunque no lo parezca!
Una sociedad envilecida esta que se sostiene en las fatuas esperanzas de promesas imposibles de cumplir.¡ No es nuevo el recurso de hacerse con la masa a través del recurso a las promesas de realización inviable! Es esencial en la demagogia, inherente a los sistemas en los que se gobierna a la masa haciéndole creer que es soberana, que se autogobierna, realizar promesas y evitar, en la medida de lo posible, preferiblemente siempre, reconocer la inviabilidad de determinadas pretensiones o aspiraciones de la ciudadanía. Quinto Cicerón recomendaba a su hermano Marco una serie de actitudes y comportamientos con los que ganar votos en la elección al Consulado para el año 63 a.d. Jc., entre ellas evitar las negativas a las pretensiones de la masa, porque estas traían como consecuencia la retirada de apoyos, enemistades, distanciamientos. En cambio las promesas
las promesas quedan en el aire, no tienen plazo determinado de tiempo y afectan a un número limitado de gente, aunque en el mundo del presente esa cantidad limitada de favorecidos por las promesas llegue a ser numéricamente inmensa. Argumentaba que los miembros de la masa se enfadan mucho más con quienes les han dado una negativa que con aquel que, al parecer, se ve impedido a ayudarles por algún motivo importante, pero que, si de algún modo pudiera, cumpliría gustoso con su promesa.
¡Que vigente están estas palabras de hace más de dos mil años! Es fácil prometer imposibles sabiendo que siempre habrá impedimentos, que se tendrán por sobrevenidos, por accidentales, para argumentar su incumplimiento, y que verdad es que la masa olvida lo prometido o justifica el incumplimiento!. Cuando se promete creación de empleo, se hace a sabiendas que es incompatible el progreso técnico con la generación de puestos de trabajo, y que a mayor tecnología, mayor desempleo
¡Con argumentar desajustes imprevistos, coyunturas internacionales, imposiciones derivadas de compromisos, ya queda justificado el asunto!. Se promete bienestar y seguridad, aun sabiendo que los medios económicos son escasos y que la violencia y el desequilibrio social aumentan, pero se soslayará el incumplimiento dada la situación de conflicto a nivel mundial, a causa tal vez de la globalización e internacionalización de los fenómenos generadores de crispación y escusas de este cariz
Se promete para incumplir, ¡una vez alcanzado el poder ya no hay por que cumplir lo prometido!
¡Que razón tenía el autor del breviario de consejos electorales, Quinto, dirigiendo la candidatura de su hermano Marco!: Es necesario que te contengas, para que el Senado crea, a partir de tu conducta, que te vas a erigir en defensor de su autoridad; para que los caballeros romanos y los ciudadanos ricos y bondadosos crean, a partir de la vida que has llevado, que velarás por su descanso y por su tranquilidad; y para que las masas crean, dado que por lo menos en las asambleas y en los tribunales pronunciaste discursos populistas, que no vas a ser contrario a sus intereses. Al fin y al cabo, en aquella democracia condicionada, al igual que en el mundo moderno de nuestro ámbito cultural, el ha de lograrse sin escatimar medios y hoy como ayer todos son así: prefieren una mentira a una negativa.
Aquello que no seas capaz, niégate a hacerlo amablemente o no te niegues; lo primero es de un hombre bueno; pero lo segundo es de un buen candidato. ¿Acaso son ajenas a los discursos y las acciones del presente estas palabras del pasado?. Por el poder, por atraer esos votos que llevan al poder puedes hacer con dignidad lo que durante el resto de tu vida no serías capaz de hacer, a saber, aceptar la amistad de quien te plazca, de aquellos con los que, si hubieras intentado relacionarte en otro tiempo, habría parecido que obrabas de manera improcedente; en cambio, si durante el periodo electoral no hicieras esto con muchas personas y poniendo gran empeño en ello, no parecerías un candidato, ¿ la justificación de los medios para alcanzar el fin no es, acaso, la misma hoy que en tiempos de Cicerón?. Quinto aconsejaba ganarse a los hostiles haciéndoles algún favor, dejándoles creer que se lo vas a hacer o manifestando gran interés hacia su persona, si consigues hacer que te crean, da muestra de acto incluso hacia tus mismos rivales. ¡La táctica de la mentira y el engaño resulta tan democrática, tan históricamente democrática!.
Convéncete de que es necesario simular aquellas cualidades que no posees por naturaleza de tal manera que parezca que actúas con toda espontaneidad, indudablemente, este es un buen consejo que se tiene que seguir dando al político ambicioso y demagogo, algo que se lleva a rajatabla: ¡aparentar lo que no se es y como no se es ,! ¡imagen, imagen, imagen!, y mucho alago, la adulación es imprescindible para un candidato cuyo aspecto, cuya imagen y cuyas palabras deben variar y adaptarse a las opiniones e inclinaciones de todos con los que se encuentre, es muy necesaria la adulación, algo que, aunque en la vida corriente constituya un defecto vergonzoso, se hace imprescindible en una candidatura.
Dos mil años después no hay nada nuevo bajo el sol político, incluso la judicialización de la vida pública: date cuenta que tú eres la clase de persona capaz de suscitar en tus adversarios el peor temor a un proceso y a una condena, y en aquellos tiempos, con un sistema electoral distinto, unas instituciones diferentes, la corrupción democrática campaba también a sus anchas, y Quinto aseguraba a Marco: Sé que no hay una asamblea tan corrompida por el soborno como para que algunas centurias no voten gratis al candidato al que están estrechamente unidas los medios para llegar al poder son idénticos en el pasado y en el presente, incluido plantear a nuestros adversarios las perspectivas de un proceso, si infundimos temor en sus intermediarios y si frenamos de algún modo a los que ofrecen dinero en su nombre.
¡Han pasado veinte siglos y se mantienen las mismas tácticas y los mismos procedimientos a la hora de alcanzar el poder en el supuesto como sistema perfecto de regir las sociedades!. En el mundo moderno no se ha inventado nada nuevo a la hora de luchar por el poder, ese atractivo y mágico elixir, esa manzana de oro del Jardín de las Hespérides que ambicionan tantos y tantos, y que esconden sus ansias por conseguirlo tras las falsas bondades, las promesas imposibles, las ideologías fingidas y el altruismo simulado. ¡En democracia, en el falso gobierno del pueblo y el dictado de lo que llaman soberanía popular, el poder se ambiciona hoy, como lo ambicionaban los hermanos Cicerón, para sacar provecho de él, para obtener de él los preciados rendimientos!
¡Nada ha cambiado en dos mil años! La falsa continúa en esta tragedia del hombre moderno, vendido al humo de las quimeras, en este mundo en el que, como decía Saint Exupéry, si quieres que los hombres sean hermanos, haz que edifiquen una torre, pero si quieres que se maten, arrójales dinero .