Que sí, amigos, que nos quieren hacer creer que de un tronco vacío por dentro y ya sin raíces, pueden nacer brotes y hojas verdes. Esta es la imagen de la educación que estamos dando a nuestros imberbes, una educación sin base y sin espíritu, en donde el listón de los sucesivos planes de estudios está a la altura de los tobillos para facilitar ese no aprendizaje del que gozan nuestras criaturas. Mientras menos pongan a trabajar a sus neuronas, mejor.
El sistema quiere cada vez más entregadas a su causa, a las personas que tiran de la cadena para hacer girar la noria que sean menos fuertes interiormente, menos pensantes y, por ende, menos críticas. Por eso, el hecho de que muchas facultades de filosofía estén desapareciendo del país, y que la asignatura sea optativa en bachillerato, obedece a ese malévolo plan que se inició hace muchas décadas con la supresión del latín, del griego, de historia por no hablar de la etimología, palabra que ni les suena a nuestros aprendices.
Esa desaparición de la filosofía, (palabra proveniente del griego y cuyo significado literal sería amor por el conocimiento), dentro de un ambicioso plan para borrar todo lo que no sea rentable para el sistema, hace que alumnos y personas en general sean más ignorantes, aunque lleguen a ser médicos, o ingenieros o abogados, ya que esas enseñanzas anidan en terreno árido y seco, donde no puede profundizar ni otro conocimiento, ni otra visión diferente al conocimiento técnico que tengan esas profesiones.
La Filosofía, sirve para detectar el grado de estupidez de las personas, para hacer hombres libres de pensamiento y que no confundan los fines de la cultura con el provecho del estado. La filosofía pone límites a la estupidez humana, como digo, y la Educación pone límites a nuestra propia bajeza moral como seres humanos y mitiga nuestra ignorancia, algo que está alejado, claro está, de los intereses del sistema, ya que la filosofía y la cultura no sirven a ningún poder establecido, de ahí que las dictaduras (militares o democráticas) las pongan prioritariamente en su punto de mira.
Echo en falta, no obstante, la contestación de los filósofos y de los académicos ante esta agresión sin precedentes al sistema educativo, porque, al final, vendrá la eliminación definitiva de la filosofía, de la literatura, de la poesía, de la lengua y así el círculo de analfabetos descerebrados se cerrará que es lo que parece que pretenden los que controlan a los remeros.
Antonio Poyatos Galián