Hace unos días se la veía marginada, sola, aislada como una apestada, besada por García Margallo, ese ex ministro que tiene inoculado el virus de Castiella y que ha hecho de Gibraltar su razón de existir, en una actitud de compromiso y huida . Pocos se le acercaban en la sede parlamentaria.
¡Hoy está muerta!. La noticia me llegaba junto con la imagen impactante de mi compañero de curso en la Facultad de Derecho de Sevilla, convertido hoy en Ministro del Interior, llegando al Hotel donde Rita Barberá había fallecido, y digo impactante porque no me concordaba esa expresión de dramatismo con las imágenes de los días anteriores que mostraban a una mujer avejentada, triste y sola a la que le hacían el vacío los que ayer la vitoreaban . Pero si esa primera imagen me produjo un notorio malestar, la indignación se fue apoderando de mi durante el transcurso de la jornada.
Confieso que lo que menos me sorprende, incluso ni me causa una especial repulsa, es la actitud de Pablo Iglesias y sus mariachis, pues esas muestras histéricas le son propias, y nadie debería hacerse eco de sus estúpidas salidas de tono ni de sus aspavientos propios de ídolo musical de quinceañeros
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Lo que si me indigna, me subleva y me repugna es que el Partido Popular reivindique ahora a quien hace tan solo dos días ninguneaba y seguía aislando. Ahora tienen el atrevimiento de decir que su muerte es el resultado de una cacería injusta de la oposición y de los medios. Solo puedo sentirme solidario con lo manifestado por Celia Villalobos, porque solo ella ha expresado sentimientos sinceros
¿los demás?, a los demás hay que recordarle aquello de los sepulcros blanqueados.
Rita Barberá ha sido víctima de una cacería, si, pero no solo de la oposición o de los medios de comunicación, en ese estilo de ejercer el cuarto poder que resulta tan común como corrosivo. ¿Es que los cazadores del Partido Popular no cuentan?. Meses y meses de acoso interno, de presiones, de rechazo de los propios, de los compañeros del partido al que sirvió y al que fue fiel han debido hacer mas mella en ella que los ataques desde fuera
¡Hipócritas!… ¿No se acuerdan ya los que hoy hacían su panegírico con caras compungidas de los últimos meses vividos por la Senadora Barberá?. Les refresco la memoria solo un poco, les recuerdo que febrero se quejaba del abandono al que le estaba sometiendo el partido, en aquellos días los primeros tiros resonaban, venían de los suyos: Martínez Maillo, Cristina Cifuentes y Rafael Hernando disparaban, que a los primeros cazadores se unieron otros: Hay vida después de la política, le diría Pablo Casado, no se privaría el vicepresidente del Senado, Pedro Sanz, también se sumo a la peña la prensa se hacía eco de que dirigentes destacados del partido pedían su cabeza, así meses y meses
En esta España parece que el espíritu de Jetró planea sobre la política, aconsejando como hiciese a su yerno Moisés, que nombrase jueces para gobernar al pueblo de Israel y se ha llegado a un estado cuasi bíblico en el que se presume de democracia pero se gobierna al toque de sentencia y al son que marcan quienes no han sido elegidos por nadie. La política la dirigen de un modo u otro los jueces, y a la Sra. Barberá le tocó el turno de pasar por el arco de los que pueden hacer y deshacer con plena competencia sobre todos. Y en ese momento, hace nada, en septiembre, la alarma creció y el Partido Popular la acosó, claudicando ante las presiones de quienes podían hacer posible mantenerlo en el poder. París bien vale una misa ¡A por Rita!, ya que la han declarado investigada, esa imbecilidad terminológica que suple la imputación. Javier Maroto debe sentirse a estas horas culpable de haber arreado contra ella, o a lo mejor no se acuerda que dijo que no tenía ni dignidad, ni ejemplaridad al final de su carrera política, pablo Casado también exigía su escaño del Senado, Javier García Albiol venía a pedirle más conciencia de partido y más lealtad. Ella se vio forzada, presionada, a abandonar el partido hace poco más de dos meses, el 16 de septiembre. En aquellos días los propios representantes populares en las Cortes Valencianas se sumaron a los demás grupos políticos para exigirle que renunciara a su escaño en el Senado .¿No os acordáis de eso en el Partido Popular?
Rita Barberá pasaba a ser Rita la maldita y ha tenido que soportar dos meses de presiones, de desplantes, de aislamiento, hasta que se ha cumplido la profecía de María Dolores de Cospedal, que vaticinó que no pararía el acoso hasta que le diese un infarto y se muriese. Las últimas imágenes que se conservarán de ella con vida son las de una mujer triste, demacrada, hundida, las del lunes pasado, y su última foto es la de su salida muerta, envuelta en un sudario blanco, en la camilla de los servicios funerarios.
La crueldad con la que el Partido Popular ha tratado a Rita Barberá no tiene adjetivo que la pueda calificar en toda su extensión. La patada a los derechos fundamentales, a su presunción de inocencia, debería ser motivo de reflexión ¡Tal vez los pactos con Alberto Rivera y sus Ciudadanos fuesen motivos para acosar y deshonrar a esta mujer!, lo exigiría el guión, lo exigiría la grandeza democrática esa de la que tanto se enorgullecen quienes insisten en hacernos comulgar con ruedas de molinos.
¡Que repugnante me resultan estas situaciones!. Hay que ser cobardes para decir que su muerte es una cacería injusta de la oposición. ¡Todos han contribuido a este desenlace! Como dice aquel refrán: entre todos la mataron y ella sola se murió, todos: los medios de comunicación y sus ensañamientos, los partidos políticos de ideología contraria, (si es que existe alguna ideología que no sea la del poder por el poder y el ejercicio tiránico del mismo), y el abandono de los suyos, el ultraje, la ofensa el trato vergonzoso que el Partido Popular ha dado a Rita Barberá Nolla. Ahora es el momento de que quienes encabezaron ese hostigamiento desde el partido se marchen, dimitan o sean expulsados por su responsabilidad política, pero para eso hace falta vergüenza, dignidad y valor ¿Queda algo de eso en España?
Manuel Alba