Hace pocos meses escribía un artículo sobre lo que consideraba que era IMPORTANTE. Decía lo siguiente:”Estoy en casa. Sudadera de Decatlon , camiseta vieja(me encantan las camisetas y sudaderas viejas) y escribiendo medio tirado. Me gusta escribir así. Ha hecho un buen día que ha ido estropeándose a lo largo del mismo para terminar lloviendo a la caída de la tarde.
Esta mañana he ido, como suelo hacer, a desayunar al Café Coruña, del centro de la ciudad, donde tenemos una tertulia mañanera en la que hablamos de lo humano y de lo divino. Llevo pantalones vaqueros gastados, camisa de Primark y zapatos que me hacen sentir muy cómodo. Eso es lo importante, que sean cómodos. Me miro y yo mismo me sonrío tras el café( lo llamo café pero es descafeinado) y mi pan tostado con margarina. Y pienso: ¡Qué suerte tengo!!No soy bloguero, soy peatón, amigo, vecino. Ya he perdido totalmente el fieltro del pudor adolescente que tantos años dura y que te hace sentir cierta vergüenza por cómo vas vestido. La verdad es que me da igual. Un jersey, informal, cómodo, funcional, el olor a café y tostadas del Coruña…..es la felicidad de las pequeñas cosas.
Un buen día, la edad pone en equilibrio lo que es importante y lo que es urgente. Y ese día te relajas. Ese día empieza la vida. Es la segunda epifanía.
Después he ido de compras con la jefa. Al Lidl nuevo. Me gusta ese Lidl que dicen que es el más grande de Andalucía. Hacemos la compra y venimos a casa, a El Rinconcillo, donde solo se oyen los pájaros. Podíamos haber ido otro día pero hemos preferido hacerlo hoy. Unos años atrás nos hubiese preocupado el haber hecho una cosa u otra . Hoy el orden lo deciden los propios impulsos y lo que te apetece hacer en determinado momento.
El gusto de la libertad, incluso la estética, no tiene precio. La de diario. Esa que habla de nosotros. La Real. Somos lo que somos, echando la basura en el contenedor, yendo a la compra o tomando café.
Somos eso. Los que estamos en casa. Somos esa prenda que nos gusta y que está vieja pero que no tiramos porque nos gusta. Esa prenda cómoda. La verdad es que soy de esos que aparecen en el relax del “me da igual””.
Hoy, todo eso ha cambiado. Lo importante es estar en casa pero por obligación. Nuestra vida ha cambiado en sólo quince días. Un enemigo invisible ha hecho, está haciendo, que se nos vaya toda una generación de mayores, la generación que nos ha puesto donde estamos y que ha luchado para ello.
Hoy estoy en mi casa pero porque el gobierno y mis médicos me ordenan que no salga. Esto es , ahora, lo importante. Quédate en casa.
Patricio González