Don Luis de Lezama fundador y alma de la cadena de restaurantes El Albardero, en España, Estados Unidos y otros lugares, ha presidido la solemne entrega de credenciales a los alumnos de la Escuela de Hostelería de El Albardero en Andalucía radicada en la calle Zaragoza de Sevilla. El presidente de la Academia Gastronómica de España, Rafael Ansón Oliart, le ha acompañado junto a otras muchas personalidades. En el acto intervinieron además del consejero delegado del Grupo Lezama, Joaquin Martínez; el director de la Escuela, Iñaki Echeveste y un alto cargo de la Consejería de Turismo. El impresionante trabajo de formación que está llevando a cabo El Alabardero, no solo en Sevilla y Andalucía, sino en Madrid y en Zaragoza, donde la Fundación San Valero unida al Albardero imparte enseñanzas de Hostelería que revalida la Universidad Católica de Zaragoza, con lo cual los estudios de Hostelería pasan a tener rango universitario. Son muchos miles los alumnos que han aprendido el oficio de la Hostelería. Todo empezó en los duros años de la posguerra 40-50, cuando un joven sacerdote vasco se movía por Madrid, cuando los curas obreros tenían su foco de actividad en el Puente de Vallecas y el Pozo del Tio Raimundo. Se le había quedado grabado a Luis de Lezama aquella frase evangélica: “Dale un pez y le darás de comer hoy. Enséñale a pescar y podrá comer toda su vida”. Y comenzó a reunir a un grupo de chavales, a enseñarles a cocinar y a servir la mesa. Estaba destinado en Chinchón y quería dar forma a su idea. Así nació La Taberna del Alabardero que dio trabajo y perfeccionó la formación hostelera de los primeros chavales, a los que involucró en la empresa, que fue creciendo y creciendo. “El Café de Oriente” frente al Palacio Real que tiene un comedor privado exclusivo para el Rey, “La Carmencita”, entre el mundo de tascas del centro de Madrid y otros establecimientos fueron abriendo brecha. Lezama supo integrar a sus muchachos para gerenciar con éxito unos y otros.El Alabardero basaba su éxito en la profesionalidad, en la buena cocina, en el servicio amable y estableció una cadena de mando, siempre bajo su supervisión suprema que fue forjando a magníficos profesionales. Así llegó a Marbella cuando Clodoaldo Cortés recién llegado de su éxito en la Feria Mundial de Nueva York, empezó a promocionar su “Jockey”, en Puerto Banús. Estaba en la otra esquina, por donde ahora está el bar de copas “Joy’s” y entonces el Bar de Menchu´s. El Albardero de Puerto Banús se abrió cerca de la Torre de Control, en la esquina antes, por donde había triunfado con su “pescaíto”, “El Beni”. Era El Alabadero de Puerto Banús un lugar elegante, de categoría con una cocina donde los platosvascos resaltaban junto a la cocina internacional. Una gran clientela lo frecuentaba, desde el conde de Barcelona a Jaime de Mora y Aragón. Funcionó muy bien. Pero el estratégico local era muy apetecible para el negocio inmobiliario y sucumbió. Pero no desapareció El Albardero de Marbella y hoy, está el Alabardero Playa en el Paseo Marítimo de San Pedro, que tiene un gran éxito, sobre todo por sus paelleras de arroz de todos los estilos, aunque lo que mejor funciona es el Alabardero Catering con enclaves de ensueño en Málaga y en Marbella para la celebración de bodas y banquetes. La inauguración de El Alabardero en Sevilla en un palacete andaluz de la calle Zaragoza no lejos del Hotel de los toreros fue un gran acierto. Desde Marbella se trasladó Juan Marcos, uno de los puntales de Don Luis Lezama desde la primera época, para gerenciarlo. Allí surgió la Escuela de Hostelería de Sevilla, con un éxito indescriptible. Y desde allí, desde Sevilla, la Escuela dio el salto a Zaragoza, uniendo eslabones en la cadena del Alabardero, hoy una gran empresa donde los gestores son en su gran mayoría aquellos que un día comenzaron su andadura junto a Don Luis en elAlabardero. Y es que ha hecho una ingente obra, formando líderes, basándose siempre en el ejemplo bíblico. Nole des un pez para comer hoy, enseñales a pescar y comeran todos los días.