En pocos años, una persona empadronada en Reus podrá plantarse en el Aeropuerto del El Prat en media hora. Lo que unirá Reus con El Prat será un impecable AVE. La fecha prevista es 2027, bastante antes que tengamos listo el enlace ferroviario Algeciras-Bobadilla cuyo presupuesto ha bajado sensiblemente y cuya velocidad de realización se queda en unos 30 o 40 millones de inversión cada año.
El enlace de alta velocidad con Reus forma parte de la ampliación del aeropuerto de El Prat. Un proyecto de 1.700 millones de euros que ha levantado ampollas en algunos rincones de España, desde Valencia a Salamanca, pasando por Algeciras. Más que envidia es rabia y pesimismo por la jugosa tajada que se ha llevado el Govern en la primera reunión de la mesa de diálogo hace temer que las promesas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia tengan menos valor que nuestro cochambroso tren.
Ninguna de las 348 páginas del documento refleja medidas concretas, con nombres y apellidos, que ilusionen al Campo de Gibraltar que ha sufrido y sufre averías con el penoso tren que tenemos. O a los pacientes usuarios de las líneas de FEVE en Asturias, León o Ferrol. O al turolense que sigue esperando una buena conexión ferroviaria. En 2018, Teruel Existe hizo viral un vídeo en el que un tractor viajaba más rápido que un tren a la altura de Navarrete del Río, por el mal estado de las vías.
El panorama no ha cambiado demasiado desde entonces. Y el tren es el gran símbolo de las asimetrías en España.
El cabreo generalizado en las provincias lejanas a los centros de poder vuelve a agitar el debate sobre las asimetrías en el estado de las autonomías al que se une también el penoso papel del Senado como Cámara Territorial que no sirve para absolutamente nada. La apuesta por El Prat, que irá acompañada de otra inyección millonaria a Barajas, demuestra que poco ha cambiado en España desde los tiempos de Jordi Pujol. Los 1.700 millones de inversión que se ha llevado en la cartera la delegación del Govern que visitó Moncloa son un ejemplo de cómo la inversión pública se sigue usando como moneda política de cambio. Uno más en larga lista que comenzó a redactar el expresident tras la Transición y cuyo final se desconoce.
El ejecutivo de Pere Aragonés ha puesto sobre la mesa de negociación una carpeta con 56 reivindicaciones dentro en materia de traspasos, transferencias y supuestos incumplimientos. Se avecina un otoño caliente (el diálogo se retomará en septiembre) por las cesiones que se avecinan. Por las prebendas que seguirán contentando a unos pocos territorios a costa , nuevamente , de nosotros y de nuestros vecinos de Extremadura.
Algeciras, 9 de agosto de 2021
Patricio González