El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y representantes de la administración provincial, autonómica y estatal han presidido un homenaje a las víctimas de la violencia de género en Málaga, junto con diferentes colectivos implicados en las luchas contras las violencias machistas y asociaciones del Consejo Sectorial de las Mujeres.
Se han plantado 4 rosales por parte de cada una de las administraciones en memoria de las víctimas de la violencia de género asesinadas en España en el último año. El acto ha tenido lugar en el monolito contra la violencia de género, situado en el Paseo del Parque, coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer.
En el transcurso del acto se ha leído el manifiesto elaborado en el seno de la Consejo Sectorial de la Mujer, del que son parte activa un total de 94 asociaciones, y se ha guardado un minuto de silencio.
Forman parte de este Consejo los organismos oficiales, entidades corporativas, profesionales, sindicales y las asociaciones de mujeres que defienden y representan intereses de desarrollo y participación de la mujer en el ámbito de este municipio ayudando a paliar y erradicar situaciones de desigualdad.
Manifiesto
Como otro 25 de noviembre, damos un paso adelante para manifestar nuestra repulsa ante las violencias contra las mujeres .Ya son 44 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas este año y 23 menores que se han quedado huérfanas y huérfanos, una cifra que esconde a muchas mujeres más que sufren todo tipo de violencias y en la que se cristaliza el fracaso de nuestro sistema, de la educación, de la prevención, de la detección, de la visibilización, de la protección y de la defensa de las víctimas.
Este año queremos poner el foco en las y los menores, las hijas y los hijos de las mujeres víctimas de la violencia machista, que a menudo pasan desapercibidas/os o quedan en un segundo plano, cuando son las víctimas más vulnerables de esta lacra. Es imperativo que socialmente se les deje de considerar meros testigos, que dejemos de hablar de simple exposición, y que comencemos a comprender que son víctimas directas de la violencia de género. No solo presencian la violencia, sino que la sufren con todas sus consecuencias, que son múltiples y dolorosas y tan dañinas para ellas y ellos como para el conjunto de la sociedad.
En los últimos cinco años, 22 menores han sido asesinadas/os por sus padres en el marco de una relación de violencia machista. Otras y otros muchos crecen normalizando la violencia que padecen, internalizándola y reproduciéndola posteriormente en sus relaciones adultas. No en vano, muchas de las mujeres que sufren violencia y muchos de los maltratadores actuales fueron en su momento niñas y niños que crecieron marcados por las secuelas del maltrato que se producía entre su padre y su madre. La violencia se transmite de generación en generación en tanto que la sociedad mira hacia otro lado y mientras las voces de los y las menores se pierden en el ruido de la indiferencia social.
La infancia nos exige que rompamos el silencio que se cierne sobre ella y la protejamos, que intervengamos con las hijas y los hijos de la violencia por razón de género para que dejen de ser personas ninguneadas, ignoradas en su dolor y utilizadas por parte de los hombres como un instrumento más de dominio hacia las mujeres.
Es imprescindible que las instituciones públicas, como entidades implicadas en la denuncia y el cambio social, amplíen la asignación presupuestaria para acometer con efectividad las medidas del Pacto contra la Violencia de Género. Y es preciso que como ciudadanía responsable y comprometida con la igualdad, el respeto y con los valores democráticos, favorezcamos los derechos de las niñas y los niños a vivir en un entorno de bienestar y a un desarrollo pleno y libre de violencia.
Ellas y ellos son el futuro y necesitan ser rescatados de un presente desolador que se desarrolla en los salones de muchas casas que hace tiempo que dejaron de ser hogares. Nosotras y nosotros somos el mejor ejemplo. Hablemos de ellas y de ellos. Es necesario que les demos voz, presencia, identidad y, sobre todo, esperanza. Creamos en ellas y en ellos. Luchemos por que la violencia por razón de género sea la excepción y no la norma. Luchemos por una infancia libre de violencias contra las mujeres.