La presencia del portaaviones HMS Queen Elizabeth en Gibraltar ha tenido una gran repercusión y no solamente en los medios británicos y en todos los medios especializados en las Fuerzas Armadas. El potente navío de guerra abandonó ayer el puerto de Gibraltar después de tres días de estancia en los que miembros de la tripulación tuvieron oportunidad de saltar a tierra y llevar a cabo una visita turística por los atractivos que Gibraltar ofrece, especialmente como museo vivo de la historia y del papel que el Peñón jugó en defensa de la democracia durante la II Guerra Mundial cuando el general Eisenhoower (USA), el mariscal Montgomnery (UK) y el francés De Gaulle establecieron el puesto de mando en el Peñón para dirigir la campaña de Africa contra los blindados del mariscal Rommel, cuando toda la península ibérica (Portugal y España), la Europa ocupada por los nazis e Italia, estaba bajo el poder de los dictadores (Salazar, Franco, Hitler, Mussolini…)
La visita a los túneles de la II Guerra Mundial, así como a los del Gran Asedio y a la Cueva de San Miguel, el Museo, la cueva de Gorham, donde vivió el hombre primitivo neardenthal y otros lugares emblemáticos del Peñón son algo obligado para todo el que visite Gibraltar.
Equipos deportivos de efectivos de la Royal Navy compuestos por miembros de la tripulación de los navíos de guerra surtos en aguas del puerto, compitieron en amistosos con equipos de Gibraltar.
El primer ministro de Gibraltar, Fabián Picardo en estrecha unión con el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Británicas en Gibraltar, teniente general de los Royal Marines, Edward Davis, han supervisado la espectacular llegada del navío desde un punto de observación en el monte y posteriormente, junto con el viceprimer ministro, Joe García, el Commander British Forces (CBF), Comodoro Mike Walliker y otras personalidades locales asistieron a bordo al almuerzo que les ofreció el capitán del HMS Queen Elizabeth, comodoro Jerry Kyd, durante la cual el ministro principal le ofreció como recuerdo de la visita el corte de una estalactita procedente de las cuevas del Peñón, forjada en miles de años y como símbolo de la fortaleza de la Roca.
La presencia del gigantesco portaaviones de 60.000 toneladas ha suscitado la necesidad de que el Ministerio de Defensa Británico lleve a cabo una fuerte inversión en la Base Naval de Gibraltar para darle una mayor capacidad operativa y recuperar su calado a fin de poder acoger sin problemas el HMS Queen Elizabeth y a su gemelo a punto de ser botado, el HMS Prince of Wales, los dos navíos orgullo de la Royal Navy. Como se sabe, Gran Bretaña a pesar del esfuerzo económico que ello supone, cuida su Armada y tiene siempre dispuestas las unidades más modernas y sofisticadas, el HMS QE, es una de ellas.
La presencia del buque y su tripulación por las calles de Gibraltar ha sido muy bien acogida por la población gibraltareña, que se enorgullece de su condición como Territorio Británico de Ultramar.
Antes de zarpar, la fragata de escolta HMS Somerset, tal y como viene siendo habitual en los buques de guerra británicos que acceden a Gibraltar, realizó una patrulla de soberanía navegando por las aguas de soberanía británica que rodean al Peñón, las BGTW, que la Convención del Mar de la ONU le otorgó. También los helicópteros del Queen Elizabeth también han sobrevolado dichas aguas para reafirmar la soberanía británica sobre las mismas.
En las fotos de Juan Carlos Teuma y otros, el portaaviones en Gibraltar, un equipo de la Royal Navy posando en el Victoria Stadium cuando un avión regular de Easy Jet despega rumbo a Gran Bretaña y el Tte General Ed Davis junto con Fabian Picardo celebrando la llegada.