El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, y una nutrida representación de periodistas y personalidades de Marruecos, junto con la decana del Colegio de Periodistas de Andalucía, Eva Nacarrete y el presidente de la Asociación de Periodistas del Campo de Gibraltar (APCG), Javier Martínez inauguraron en los salones del Hotel Caleta Palace de Gibraltar el Congreso de Periodistas del Estrecho.
Juan José Téllez, que ha compartido en este Congreso sus reflexiones sobre los difíciles momentos que atraviesa el periodismo, habló también de la cultura como herramienta para construir puentes, y del Estrecho como patria común y como espacio propio, mestizo y necesariamente abocado al conocimiento mutuo, el diálogo y el entendimiento. El director del CAL, que recordó que las redes sociales son ahora el ágora pública, insistió en la importancia de que este oficio sobreviva, a pesar de los estragos que han provocado la crisis económica, la crisis de valores, la pérdida de credibilidad de los medios tradicionales y de los propios periodistas, y la irrupción de las redes sociales. Los periodistas hemos sido cómplices en la muerte de la curiosidad, y esa curiosidad muerta, convertida en cadáver, empezó a asesinar también a nuestro oficio.
Los pueblos tienen una obligación fundamental, que es intentar sobrevivir, y los periodistas también la tienen, pero, a ser posible, sin contribuir a que sus medios sean cada vez más totalitarios, más excluyentes, menos plurales, más indignos, señaló Téllez, que recordó que en no pocas partes del mundo, y también en nuestra historia reciente, los periodistas han intentado ser fieles a su oficio, incluso en las más adversas circunstancias. Perder un empleo es duro, pero arriesgarse a perder la libertad o la vida lo es mucho más, comentó, para añadir que la memoria es, sin duda, una buena herramienta para construir el futuro.
Téllez, que habló de Hemingway, de Borges, de Rosa Montero, de Saramago, de Sánchez Nogales, de Goytisolo afirmó que los periodistas somos un país aparte, y defendió el derecho de cada cual a elegir su propia patria emocional, en la que juega un papel fundamental la cultura, que tiende a construir puentes, no a destruirlos.
A preguntas de los congresistas, durante el intenso e interesante debate posterior, Téllez hizo un llamamiento a la honestidad e integridad de los periodistas, como única resistencia posible a la precariedad laboral que se ceba con el oficio de informar. El periodista no está por encima del bien y del mal, puede tener su ideología o sus creencias, o no tenerlas, y eso influye, obviamente, en su manera de contar la realidad, pero de lo que se trata es de ser honesto, y que el que elija leerte lo haga sabiendo cómo piensas.
En cuanto a los retos de la literatura en las orillas norte y sur del Estrecho, el director del CAL consideró que ambas tienen un problema común: el asilamiento. Esta ha sido siempre una zona con una literatura muy rica, pero por lo general cuesta mucho que salga del territorio y llegue a los grandes circuitos Hasta ahora no ha habido un tejido editorial, ni tampoco el suficiente apoyo institucional, lamentó Téllez, que recordó que , que recordó que el buen periodismo es siempre literatura.
Por su parte, Abdeslam Damoun desgranó durante su intervención los numerosos proyectos de rehabilitación y puesta en valor del patrimonio que se están llevando a cabo desde hace algunos años en el norte de Marruecos, y la labor que pueden y deben desarrollar los periodistas en la difusión de este trabajo y de este patrimonio histórico y cultural común. El ponente marroquí, representante también del Ayuntamiento de Tetuán, detalló los buenos resultados que está dando el Foro Internacional de Medinas Fortificadas, cuya primera edición se llevó a cabo en 2014, habló de varios proyectos de futuro que permitirán poner en valor la región, y destacó la importancia del legado andalusí del norte de Marruecos, lamentando que, pese a ello, éste no sea aún suficientemente conocido a esta orilla del Estrecho.











