La gran humareda, que no es la primera vez que se produce, parece que ha sido debida a un fallo eléctrico que ha obligado a quemar de inmediato las existencias en fase de refino para evitar la temida explosión, que es algo que teme la población cercana, expuesta a este peligro y al de los gases cancerígenos que se extienden por toda la Bahía y que, se dice, que al chocar contra el Peñón, son la causa de tan elevado número de muertes por cáncer que se registra en Gibraltar, al igual que en otras poblaciones de la zona.
La alarma en Gibraltar incendió las redes sociales y el propio primer ministro Fabián Picardo se preguntaba en Facebook cómo se hubiese atacado a Gibraltar si algo parecido hubiese ocurrido allí. Y muchos se preguntaban porque cuando de la Refinería se trata, Verdemar está «desaparecida del combate».
La Refinería dejó de ser española pasando a propiedad mayoritaria de un emirato del Golfo, que impuso una nueva política en la explotación de la misma.
Aunque la voz popular que mas se oía ayer en el Campo de Gibraltar era la de cierre inmediato, por el peligro que podría suponer a una población de 250.000 habitantes, algo utópico que ya pidió en su tiempo el que fue alcalde accidental de San Roque José Ledesma.
Un millar de personas trabaja en los diferentes turnos que mantienen en activo las 24 horas a la Refinería de Cepsa en el Campo de Gibraltar. Son empleados en su mayoría técnicos que residen principalmente en Algeciras, por otra parte la ciudad más alejada y menos afectada por los humos y los gases de la Refinería.