En España hay menos de un 28% del total de ingenieros graduados son mujeres, sólo representan el 13% de los graduados en ciencias, matemáticas y especialidades tecnológicas y, únicamente un 0,6% de las mujeres graduadas en educación superior eligieron como campo de estudios las TIC, es decir, hay cinco veces más hombres que mujeres que estudian o se forman en TIC.
Ocurre lo mismo con los empleos TIC. Según datos de 2018, sólo el 9,6% de las empresas emplean mujeres especialistas en este ámbito, un punto menos que en 2017 y, además, la brecha salarial de las mujeres en este ámbito se sitúa en el 20%. De hecho, el papel de las empresas en general, pero especialmente las tecnológicas, que no proporcionan facilidades en términos de corresponsabilidad y conciliación, y que presionan a sus trabajadoras a aumentar artificialmente sus jornadas de trabajo, contribuye a agudizar esta desigualdad, expulsando a las mujeres de este mercado laboral- en palabras de la Comisión Europea, se trata de fugas en la tubería, achacables únicamente a las erróneas políticas de las empresas.
Y todo esto a pesar de que las mujeres especialistas en TIC generan una mayor productividad en el puesto de trabajo. Además del coste social, la propia Comisión Europea cifra el coste económico que supone esta subrepresentación de las mujeres en 16.100 millones de euros.
Combatir los estereotipos culturales
UGT considera que esta brecha de género en el ámbito de la Ciencia y la Tecnología es como consecuencia de que «prevalecen estereotipos culturales y machistas» y exige la adopción de políticas para combatir esta situación. «El futuro debe convertirse en una oportunidad para avanzar en la igualdad no para perpetuar las discriminaciones».
«Exige políticas inclusivas, sociales y justas, que faciliten una verdadera conciliación de la vida laboral y familiar y capaces de avanzar en la igualdad real de oportunidades entre todas las personas, independientemente de su género», indican desde el sindicato.
El sindicato considera «vital», a través de la negociación colectiva, la inclusión de planes de igualdad y medidas de acción positiva para mejorar la empleabilidad y las competencias digitales de las mujeres, con el objetivo de «acabar con los sesgos de género vinculados a las nuevas tecnologías».
Otras propuestas son: la adaptación progresiva de la normativa laboral para garantizar los derechos de los trabajadores y trabajadoras, considerando particularmente las cuestiones relacionadas con la conciliación, seguridad y salud, la no discriminación por razón de género y la formación permanente; establecer planes de actuación en todos los niveles educativos, que incluyan el fomento de la participación de las mujeres en las especialidades técnicas en las que están poco representadas, y planes específicos de formación y políticas activas de empleo con recursos suficientes para conseguir la capacitación masiva de todas las trabajadoras y trabajadores, para garantizar su empleabilidad futura.