He de confesarles queridos amigos una cosa, pocas veces en mi vida he dicho o escrito en algunos de mis más de seis mil artículos que significaba para mi ser patriota. Me provoca cierto pudor. De pequeño, recuerdo que viví en mis entrañas dos conceptos muy diferentes y casi opuestos de Patria.
Soy hijo de la posguerra y vivía dentro de mí una doble crueldad, la de pertenecer a una familia por vía paterna y materna perseguida por el franquismo, que me enseñaron el concepto desde su militancia en PCE y en la CNT una Patria que era la humanidad en libertad, y la otra cara era la de vivir como alumno en una escuela represora que nos impusieron un concepto de identidad patriótica de la sumisión y a la fuerza.
Una Patria anexionada al obedecer, al no pensar ni cuestionar nada, a los símbolos como la bandera y el himno , a la censura y la denuncia, al miedo y al silencio, al ten mucho cuidado no se vayan a enterar que perteneces a una familia de rojos.
Hoy, cuando ya tengo el pelo plateado y he pasado del siglo XX al XXI, en plena madurez de mi vida, me encuentro con las mismas sensaciones, parece que he retrotraído en el tiempo, que he tenido que dar marcha atrás para poder avanzar hacia un futuro que no sé muy bien si es el pasado.
No solo en España, sino en el conjunto de la Unión Europea nos encontramos con verdaderos patriotas y otros de pega y hojalata. Créanme sin poner la lupa se distinguen con facilidad, porque entre lo que dicen y lo que hacen hay distancias kilométricas.
Para demostrar cualquier tesis lo mejor es ir a la realidad, y en lugar de recurrir a la hemeroteca recogemos los testimonios y los hechos de la actualidad. A decir verdad que en estos días, hubo dos testimonios que me impresionaron por su autenticidad y su patriotismo.
El primero sin salir de nuestras fronteras, fue el diputado turolense Tomas Guitarte, que me impresionó por las trece palabras con las que comenzó su intervención en la sesión del Congreso en las que se votaba la prórroga del Estado de Alarma y cuatro decretos leyes.
Recurrió a una cita de Ensayo sobre la ceguera, el libro del Premio Nobel José Saramago “Calma, dijo el médico. En una epidemia no hay culpables. Todos son víctimas” para añadir justo después. ”Y al hilo de esta reflexión, que creo es muy oportuna porque todos somos víctimas de esta situación, quiero decir que no entendemos que seamos el único País sin unidad en la política, de todos los que sufren la epidemia”
Mientras, que como demócrata y como español, he de confesar que me emocioné y se me cayeron dos lagrimones cuando oí, vi y leí como el líder de la oposición portuguesa, José Sena Gouläo del PSD, le dijo alto y claro al Primer Ministro de la República Portuguesa, el socialista Antonio Costa “Señor primer ministro, cuente con la colaboración del PSD. Todo lo que nosotros podamos, ayudaremos. Le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte. Porque su suerte es nuestra suerte.”
Pero aunque nos toque muy de cerca el ejemplo portugués , por ser un País hermano, que nos hace pensar que podíamos enviar una temporadita al señor Casado , como líder del PP y la oposición para ver si se le pegaba algo y dejaba de hacer política de bajos vuelos y fuera capaz de tener altura de miras y colocar los intereses de España por encima de banderitas en la correa del reloj o en la manga o los bolsillos de la camisa, hay otros países en el panorama europeo en el que los gobiernos y Oposiciones evitan las crispaciones en plena crisis, optan por la tregua y aíslan a la extrema derecha. Eso es patriotismo de verdad y lo demás son monsergas.
Creo que a ningún español o española sensato o sensata y decente, le podemos dar gato por liebre y colar aquellos falsos patriotas que se pasan todo el día hablando de España, pero cuando toca arrimar el hombro y dar el callo, sacan la retórica y huyen de la realidad.
Mientras que los verdaderos patriotas, aquellos que no nos pretenden engañar, se dedican casi el cien por cien de su tiempo a una batalla limpia, auténtica y serena para que no existan patrias que se dediquen a separar unos de otros.
Estamos hartos y hastiados de quienes solo aspiran a hacer de la Patria un gran mercado, en el que todo se compra y se vende, y los verdaderos patriotas conciben la Patria como un territorio, una idea y un sentimiento de todos, que son capaces de renunciar a su Gobierno con el objetivo coherente de no traicionar al Pueblo.
Cada día en cada diferencia y discrepancia, nos encontramos con quienes, están continuamente con España en la boca, y desprecian al sector público e identifican sector privado con la Patria. Nuestros patriotas de pacotilla tildan de “movilidad externa” u “oportunidad” a los éxodos laborales masivos, mientras que los auténticos lamentarían profundamente la caída demográfica.
Nos asombra como la derecha continua se autocomplace, echa la culpa a los otros de sus errores y no es capaz de ejercer el juicio crítico ante una deriva socioeconómica dañosa para la patria, en lugar de señalar sin complejos los defectos de nuestro sistema para poder mejorar la situación de la Patria.
Me gustaría que fuéramos capaces de propugnar y defender valores de libertad, igualdad, justicia y pluralismo político, desarrollando Leyes tendentes a garantizar dichos valores y no caer en lo fácil de considerar que todo lo que supone una crítica a su ideología son fake news.
Estoy con los patriotas que contemplan la Patria como un ente social basado en la generosidad y la inexistencia de anhelos y necesidades egoístas. Son quienes están pendientes en cada ocasión de conjugar el NOSOTROS y no permanecer esclavos del YO.
Defiendo a los verdaderos patriotas, que aunque no resulten vistosos, se comprometen y trabajan contra las dificultades de la utopía y la frivolidad de quienes defienden una cosa y practican toda la contraria. Por tanto, los buenos y malos patriotas no los vamos a distinguir por lo que dicen sino por lo que hacen.
En pleno siglo XXI un virus ha parado el mundo y España afronta la peor crisis sanitaria en el último siglo y la mayor crisis económica desde la Guerra Civil, por lo que no podemos entender que el único proyecto de la derecha para ayudar a la reconstrucción de nuestro País sea atacar, desgastar y machacar a Pedro Sánchez
Hemos de tener claro, que tras China e Italia, nosotros y la inmensa mayoría de los países hemos seguido el mismo camino y rumbo, y que del escalonado del confinamiento al desescalaje de la salida, la melodía de la crisis ha de estar acompasada con la Comunidad científica debemos ejercitar la prudencia y tener evidencias rigurosas. Sin ir más lejos, el Centro de Estudios de la Universidad de Oxford ha otorgado a España la puntuación más alta de los países occidentales, 90 sobre 100, en cuanto al rigor en la respuesta a la pandemia.
Me gustaría en medio de esta pandemia, vivir en un mundo en el que desde el primer minuto hasta el último de nuestras vidas mantengamos la satisfacción de amar y la necesidad de ser amados. En el que el dinero no sea lo más importante y podamos sustituirlo por el talento y la decencia.
Quizás las únicas certezas que tenemos es que la vuelta a la normalidad será poco a poco, muy controlada, progresiva y vigilada y será una realidad muy diferente a la que conocemos antes de la crisis del Coronavirus. Deberíamos comenzar por dejar atrás el duro intercambio de reproches y unir nuestras fuerzas como verdaderos patriotas, y que no se puede montar un conflicto de lo que debería ser una empresa de cooperación y colaboración y no de egoísmo, como el reparto de mascarillas.
Desde el pasado lunes día 13 hemos salido del periodo de hibernación económica, y continuamos paciente y responsablemente en el confinamiento para evitar que el virus se propague. De aquí a que comencemos la desescalada pasará aun un tiempo y es bueno y deseable que todos nuestros políticos pongan de su parte para llegar a un gran acuerdo de Estado que beneficie a nuestro País , fuera de siglas y banderas., sino desde la generosidad que merece nuestro País.
También deberíamos combatir las mentiras, falsedades, bulos y falsas noticias sobre el coronavirus, como que el contagio es menor en climas cálidos, o que el frio y la nieve matan al virus o que los mosquitos pueden transmitirlo, mientras que los baños en agua caliente previenen el contagio o que las lámparas ultravioleta lo matan, y que si te has vacunado de neumonía o gripe estás protegido .o que los antibióticos previenen el contagio y tantas y tantas chifladuras.
Como dice el representante de Compromís, el señor Baldoví, “Vaya oposición de derechas más miserable que tenemos. Una oposición zafia, irresponsable, sucia” o la réplica de la Vicesecretaria General del PSOE y Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Adriana Lastra, que en su contestación al líder del PP, señor Casado, le dijo “¿Si usted tenía tan claro lo que iba a pasar, por qué no compraron el material que se necesitaba?”
Juan Antonio Palacios Escobar