Me comentan algunos amigos a colación de mis artículos diarios que parece que tengo obsesión con el coronavirus, que podía escribir de otras cosas, pero es que creo que seguimos en un proceso a peor con este tema hasta el punto de que se empieza a confinar gente en diferentes sitios de España. Observo también como las normas han de cumplirlas los ciudadanos pero hay patente de corso con el fútbol que ha finalizado en primera y que se han ido de vacaciones ( por ejemplo, desde Barcelona, donde están pidiendo a los ciudadanos que se queden en casa). Y lo más triste es que el virus sigue campando a sus anchas, sin dejar ningún rastro pero sigue causando muertes, siguen habiendo ingresos hospitalarios o, incluso, en el mejor de los casos , con recomendaciones de confinamientos porque no se ha desarrollado una Ley para poder hacer efectivos estos confinamientos.
La verdad es que, ahora, la irresponsabilidad ya es cosa de todos, de unos más que de otros, no solo de los ciudadanos que nos tenemos que poner las mascarillas, que debemos mantener la distancia social o que tenemos que lavarnos las manos. Pero la Administración ( la que sea) no debe echarnos la culpa de todo porque ni es sensato ni es justo, ni siquiera responsable. Esta irresponsabilidad es cosa de todos, de los políticos de Ceuta, Melilla, Canarias o Madrid que no obligan al uso de mascarillas, del equipo del Fuenlabrada que reparte virus a diestro y siniestro, de los jóvenes que salen sin ningún tipo de control, de los empresarios que hacen macrofiestas sin control y sin protección. De Sánchez y de Torra.
Como digo, la responsabilidad es de todos, y la irresponsabilidad es de una parte de los ciudadanos y de los políticos porque falla algo que es fundamental y es la educación. El hecho de respetar la vida del otro como si fuera la tuya, el tiempo del otro como si fuera el tuyo, la salud del otro que contribuye a la tuya. Por eso, muchos se han planteado abandonar las ciudades que es donde más se ha perdido el respeto e intentan marcharse a esa España vaciada que aún conserva el respeto.
Los irresponsables no son sólo nuestros jóvenes, sino también nuestros políticos que han antepuesto su ego por encima de su responsabilidad de estar preparados y armados frente al coronavirus.
Mucha suerte a todos y con mascarillas siempre.
Algeciras, 23 de julio de 2020
Patricio González