Hay que ser claros, la responsabilidad social no existe. Es sencillamente una mentira, una excusa barata que sirve solo para tapar de manera lamentable la responsabilidad institucional.
Lo único que puede existir es la responsabilidad individual que resulta inútil en una pandemia como la que tenemos. Quedó perfectamente demostrado antes, durante y después del verano, pero, al parecer no interesa que nos enteremos.
Lo que no se puede hacer es estar constantemente llamando a la responsabilidad ciudadana y paralelamente estar emitiendo mensajes contradictorios. No se puede estar predicando responsabilidad y estar haciendo llamamientos al consumo más desaforado, porque no se puede estar en misa y repicando, porque no se puede quedar igual de bien con la lucha contra el virus y con la economía.
A la gente no se le puede decir que cuente los comensales en la cena de Nochebuena porque tiene un límite de personas puro y duro, y, al mismo tiempo, decirle que puede viajar a donde quiera si es por vínculos afectivos (los famosos “allegados” ). No se puede, de verdad. Y no se puede porque el virus no entiende para nada de afectos. Porque el mensaje que está recibiendo la gente en toda España es que todo el mundo puede hacer lo que le salga del alma porque se trata de días especiales y ese “allegados” les vale para hacerlo.
La realidad, pura y dura, es que esos días especiales lo serán porque se va a acrecentar el número de contagios y la tercera ola será una realidad. Y que la culpa será, como siempre, de nosotros. Bueno, de nosotros y nosotras, como diría el Gobierno, sin que se escape nadie. Y la culpa no será lo grave sino la causa de la culpa. Y sobre todo, las consecuencias.
Algeciras, 7 de diciembre de 2020
Patricio González