Después de esta pesadilla que ya dura más de un año y que no sabemos cuando acabará, a pesar de la llegada de las vacunas, lo que resulta absolutamente intolerable es este mercadeo de marcas, esta siglas que les ponen para que resulten más incomprensibles todavía, esas nomenclaturas o ese cachondeo al que se nos somete sobre qué vacuna es mejor o cual puede matarnos, esta absoluta falta de seriedad con un tema que es de vida o muerte ( llevamos ya más de cien mil muertos) en el que gobierno no coge el toro por los cuernos sino que sigue permitiendo que quienes han dado su vida por este país, es decir, por todos nosotros, estén ahora metidos de lleno en la confusión más vergonzosa solo porque las administraciones no son capaces de dar lo único que le pedimos que es nada más que un mínimo de rigor.
Resulta lamentable que cerca de la mitad de las personas mayores que después de muchos meses en los que no han podido siquiera besar a sus hijos o a sus nietos o ni siquiera tocarlos, sacrificados por el bien común y dándonos a todos una lección ejemplar de la que nadie ha hablado, se nieguen a vacunarse porque están aterrorizados por la desinformación, por las dudas, por las medias verdades( hoy mismo se ha parado la vacunación de Jenssen), por los cambios de criterio cada mañana y cada tarde, por tantas voces de listos en la tele que unos dicen blanco y otros negro, por tanto silencio de quienes deberían dejarnos claro qué es lo que está ocurriendo de verdad, de las razones reales de los trombos, de los intereses empresariales y políticos.
Es una vergüenza que nuestros mayores agachen la cabeza y no lo tengan claro cuando los llamen, cuando les digan que le ha tocado su turno.
Y lo único que necesitarían es una autoridad que les dijese en serio los beneficios de vacunarse y que, además, les pidiese disculpas por todos estos desastres, dudas y confusiones que están sufriendo y que son totalmente improcedentes y que, desde luego, no se merecen.
Algeciras, 13 de abril de 2021
Patricio González