Después de la larga sequía climática, y sobre todo social, que estamos padeciendo, estoy deseoso de que acabe el verano y venga el otoño, a ver si vienen las lluvias, las lluvias de sentido común, sobre todo, que tanta falta nos hacen en esta desdichada España, haber si se produce en nosotros un cambio de mentalidad mientras se aligera la pandemia.
Porque, este verano, el nivel de preocupación social ha caído a puestos de vergüenza en una sociedad quemada por el largo rosario de corruptelas y corrupciones que dan alas al “todo vale” que tanto daño está produciendo en esta civilización.
Esta sociedad, cada vez más inculta, inane e inerte, se encuentra aturdida y es incapaz de rebelarse contra las calamidades que están produciendo la incompetencia y mala fe de los gobernantes que nos pastorean, unido a la dejadez de todos los individuos que la componen, instalados como están en la ausencia de valores.
Tiene que venir el otoño, las lluvias lavadoras, para llenar algo los pantanos y, sobre todo, para cambiar, despertar y espabilar al personal, que está obnubilado por la confusión que le producen esas cascadas de Decretos-Leyes que nos dejan desconcertados. Tiene que venir el otoño para limpiar la contaminación climática, pero también para limpiar la contaminación social que es, que duda cabe, extremadamente alta y el reparto de tanta tontería adyacente no deja de dar cuchilladas a nuestros dineros, empobreciendo al país con total impunidad y alevosía y acercándonos cada día un poco más hasta el borde de la catarata.
Que se vaya el verano. Que venga el Oroño aún cuando, vistas las expectativas, seguirán produciéndose un numero igual o superior de dislates en todos los aspectos de la etapa en que nos ha tocado vivir, con este desgobierno marxista/comunista/terrorista/independentista plagado de incompetentes que abogan por suprimir en la escuelas e institutos, entre otras muchas cosas, los conocimientos más básicos y necesarios para el desarrollo del ser humano, llámese, por ejemplo, “regla de tres”, “dictados”, “lectura comprensiva”, “normas”… y donde no aparecen, ni por error, palabras como “ética·, “moral”, “esfuerzo”, etc. etc.
Que se vaya el verano, porque, aunque venga en otoño otra cepa más maligna del COVID, la verdadera pandemia que padecemos, la más peligrosa, la que más daño está haciendo al país y a sus individuos, es la del desgobierno que tenemos. Y, además, en el otoño, ya quedará algo menos para desalojar a los integrantes de este poder sectario y absolutista… esperemos.Antonio Poyatos Galián