Este próximo sábado día 11 de enero al terminar la eucaristía de las 7 de la tarde, en la solemnidad del Bautismo del Señor, con el que los cristianos cerramos el tiempo de la Navidad, se entregará a María José Ortíz Aguilar, nuestra querida María José, la medalla de Nuestra Señora de la Victoria Pro Ecclesia Malacitana, que le ha concedido el Sr. Obispo de la Diócesis de Málaga, D. Jesús Catalá en respuesta a la petición que por unanimidad solicitó el Consejo Pastoral Parroquial de la Encarnación, sin lugar a duda son muchísimas las personas de nuestra querida parroquia que se merecen ser reconocidas con la Medalla Pro Ecclesia Malacitana o algún otro signo de gratitud por las tareas que han realizado y realizan en favor de nuestra comunidad y por ende a favor de nuestra ciudad.
Lo curioso es que la medalla a María José es la unanimidad, no solo del Consejo Pastoral Parroquial al solicitarla, sino de la comunidad parroquial y el pueblo de Marbella al enterarse de la concesión de la misma. María José es mucho más que la secretaria de la parroquia mayor de la Encarnación, es una servidora por vocación y una facilitadora de oración de vida.
“En los años que llevo como párroco de la iglesia de la Encarnación-dice monseñor don José Sánchez Herrera- he podido comprobar el cariño y el respeto, no solo de los feligreses sino del pueblo de Marbella en su conjunto. María José siempre está, no hay horas, si la necesitas la encuentras y mueve lo que sea necesario para facilitar dentro de sus posibilidades, lo que una hermandad, un grupo, unos novios, unos padres, una delegación del ayuntamiento y un largo etcétera pueda necesitar. Son muchos los años que María José lleva sirviendo a la iglesia en esta bella esquina de la Encarnación en Marbella. Tampoco podemos olvidar los años que dedicó a la asociación de padres y madres del colegio Rodrigo Bocanegra.´
Ahí precisamente fue donde la conocí y pude comprobar su eficacia y su compromiso con las tareas que desempeñaba.
Encontrarla en la secretaría de la parroquia tras mi nombramiento de párroco, fue para mí no solo un motivo de alegría por el reencuentro, sino un seguro de garantía de que iba a contar con una colaboración insuperable. Gracias María José Ortiz Aguilar por ser servidora y facilitadora a tiempo completo.
Gracias por tu eficacia revestida de humildad y sencillez.
Gracias por haber practicado desde siempre lo que el Papa Francisco nos insiste de ser una iglesia de puertas abiertas y acogedora donde caben todos, todos, todas. Y en ti gracias también a la multitud de catequistas, voluntarios, cofrades y un largo etcétera que hace posible que se cumplan los deseos de Jesús nuestro Maestro y Señor: vosotros sois la Sal de la Tierra o vosotros sois la luz del mundo”, termina diciendo el párroco, Sánchez Herrera