Estamos hasta el gorro de tanto ruido provocado por actitudes que son absolutamente irrelevantes y superficiales de los políticos españoles, pero lo cierto es que se van sumando leyes y reformas que se supone que deberían convertir a España en un país mejor. Ni siquiera la arrogancia, la soberbia y la mentira con las que se maneja este Gobierno de la nación pueden eclipsar el esfuerzo que todos los españoles estamos haciendo.
Al fin y al cabo, los políticos que se sientan en las instituciones son la representación elegida de forma democrática por todos los españoles con derecho a voto. Ya están en vigor, la de Protección de la Infancia, la del Ingreso Mínimo Vital, la de Educación y, ahora, la Ley de Cambio Climático y transición Energética. Son muchas y muy importantes, con ellas se puede construir un buen país o no hacerlo, y eso es un deber de la clase política que esas leyes sean buenas para todos.
El gran problema es que, por un lado, el Gobierno de España no está contando con todas las fuerzas políticas para consensuar leyes de vital importancia y eso convierte esas leyes en dudosas para los ciudadanos. Llegar a un acuerdo en temas de calado debería ser obligatorio. Pero también, por otro lado, la oposición está anclada a un “No a todo” que perjudica claramente el bien común. Por tanto, el gran problema es que los políticos españoles no se acaban de enterar que los españoles lo que quieren es trabajar y vivir en paz, y tener a mano leyes que nos sirvan a todos. Poco más.
Por ejemplo, no se puede imponer una Ley de Educación y, desgraciadamente, así se ha hecho. Que la aritmética parlamentaria les sea favorable no significa que las leyes se aprueben por imposiciones.
El único ministro que intentó sentar a las partes para hacer una reforma educativa que fuera buena para todos fue Ángel Gabilondo. No lo consiguió por muy poco y seguimos sin ser capaces de anteponer los intereses partidistas a los generales en una materia tan fundamental como es la educación. Ahora, tenemos una ley educativa discutida por muchos y eso no puede ser bueno de ninguna de las maneras posibles.
El Banco de España ya nos lo ha dicho de forma clara y contundente: España necesita reformas enormes en muchas materias. Y eso solo se puede conseguir uniendo fuerzas en momentos tan difíciles como el que estamos viviendo actualmente con esta pandemia. Por ello, resulta incomprensible y lamentable que el Plan de Recuperación con Fondos Europeos no haya sido discutido en profundidad por todo el arco parlamentario. Es inconcebible y un error que el Gobierno actual lo va a pagar.
Las trifulcas parlamentarias que nos avergüenzan cada miércoles en las sesiones de control, la oposición desmedida, la soberbia de Sánchez que roza lo enfermizo o la sordera con unos sí y otros no, son caminos imposibles que hacen de España un lugar peor. Esperemos que, desde el primero al último de los políticos, entiendan todo esto.
Algeciras, 15 de mayo de 2021
Patricio González