En demasiadas ocasiones no los vemos pero nos lo imaginamos, entre luces y oscuridades, solos o acompañados, nos dejamos llevar de ángeles y demonios y adoptamos visiones y miradas distintas de espacios diferentes en los que los personajes se entremezclan, y lo mismo nos acarician que nos agreden, nos besan que nos dan cabezazos y mordiscos.
Nos sentimos condenados o absueltos, por negar lo mismo que afirmábamos, y nos entrenamos en ser intelectuales abiertos aunque terminamos ejerciendo de burócratas intransigentes con ideas para ganar y actitudes para perder.
Vamos descubriendo cosas a lo largo de nuestro caminar y en nuestra vocación de callejeros y viandantes, nos convertimos en observadores interiores pillados por la curiosidad que nos despierta lo que nos rodea, y desde nuestra quietud y nuestro control corporal parece que no nos movamos aunque vayamos a toda velocidad.
Nuestras miradas van inspeccionando lo que se ve y descubriendo lo que no se ve, queriendo aquello que se ama e ignorando lo que no nos importa y nos deja indiferentes, y a veces entre lo que nos rodea se producen hechos mágicos, en la que hay personas y cosas que aparecen o desaparecen.
Abrimos los ojos y enfocamos y desenfocamos lo que vemos, repletos de luces y efectos especiales, y parece que lleváramos una máquina de fotos incorporada, que entre obturaciones y diafragmas, visores y luminosidades quisiera recoger toda la fuerza de los colores, las percepciones y las expresiones.
El balanceo permanente nos lleva del tanto al tan poco, entre dioses y soledades, que nos invaden con sus sonidos y nos inquietan con sus silencios, y nos sorprenden con sus cuadros y paisajes monocromos y policromos. Siempre hay caminos que hacen curvas, tierras ocres y cielos azules, lo grande frente a lo pequeño.
No podemos permitir la opresión y si levantarnos para defender nuestra dignidad, y en los contrastes admitir que existe lo blanco y lo negro, el mutismo y la palabra, la alegría y la tristeza, la juventud y la ancianidad, los fondos y las formas, lo simple y lo complejo, la sinceridad y la hipocresía.
Hay quienes creen que los conceptos derecha e izquierda están superados, pero no nos enteramos cuál es su alternativa aunque permanentemente nos hablen del arriba y el abajo y la transversalidad, y abandonan el fondo secuestrados por la retórica, las formas y los espectáculos mediáticos-
Resulta irritante e insultante quienes están permanentemente instalados en el yo en perjuicio del nosotros, la censura en detrimento de la libertad, los muros y las fronteras frente a la libre circulación de cosas y personas. No sabemos muy bien cuando están haciendo prosa y cuando poesía o viceversa.
Nuestras reflexiones y nuestros impulsos nos llevan entre éticas y estéticas, bellezas y fealdades, esencias y apariencias, confusiones y simulaciones, comienzos y fines, presentes y porvenires a preguntas sin respuesta y respuestas sin pregunta.
Lo visible y lo invisible, pensando o soñando, cantando o hablando, sacamos grandes obras de pintura, hermosas fotografías de todo lo que vemos y bellas sinfonías de aquello que oímos, desde las cuerdas de una guitarra hasta las percusiones de todos los cubos del mundo.
Cuando casi todos pierden y solo algunos ganan, la alarma sustituye a la calma, y los títeres del hombre les gritan con fuerza que los hombres son títeres.
Juan Antonio Palacios Escobar