Son minúsculas, molestas y difíciles de localizar. Su capacidad de proliferación es alta, ya que las hembras llegan a realizar puestas de hasta 40 huevos. Los perros y los gatos son, en muchos casos, portadores de ellas y sus pequeñas patas les permiten, aun así, alcanzar a varios individuos en pocos segundos gracias a los incansables saltos que son capaces de dar. Sí, efectivamente, nos referimos a las pulgas, una especie generalmente relacionada con las mascotas pero que, poco a poco, se está convirtiendo en un problema de dimensiones mayores debido a su elevada capacidad de reproducción y adaptación al medio.
Las pulgas son parásitos externos, hematófagos de diversos animales, desde perros y gatos hasta conejos, zorros, cerdos y ratas y ratones. En los dos últimos casos, y a través de su picadura, pueden llegar a transmitir enfermedades tan graves como la peste bubónica. Además, las pulgas cuentan con un mecanismo bucal de tubos, especialmente adaptado para poder alimentarse de la sangre de sus huéspedes provocando reacciones alérgicas, erupciones en la piel, llagas, picores, infecciones serias e incluso, en algunos casos en los que las picaduras se tornan en heridas, puede generar fiebre e incluso anemia.
Recientemente, los vecinos del barrio de la Malvarrosa (Valencia) han denunciado la extrema situación que llevan viviendo desde hace más de dos meses a consecuencia de una plaga de pulgas cuyo origen señalan en la basura y residuos acumulados por una de las vecinas de la zona. Es uno de los últimos casos que han saltado a los medios de comunicación de los muchos que se han producido en los últimos años, y muchos de los cuales han llegado incluso a provocar casos de infecciones humanas a raíz de la presencia de plagas de pulgas en lugares públicos como parques o centros escolares.
A finales de 2017, varias familias denunciaron la existencia de otra de estas plagas en un colegio de Vélez, en Málaga, e incluso dos niños tuvieron que acudir al hospital alarmados. Un año antes, un colegio público de Benalmádena, también se vio afectado por estos pequeños y molestos insectos. En Amorebieta, Vizcaya, una plaga de pulgas obligó al ayuntamiento a cerrar un parque municipal donde muchos usuarios y sus mascotas se vieron afectados por sus picaduras y su incómoda presencia. “Todas estas amenazas exigen una gestión adecuada en las ciudades y zonas rurales con la finalidad de
salvaguardar la salud de los ciudadanos”, apunta Milagros Fernández de Lezeta, directora general de ANECPLA, que reclama “llevar a cabo medidas de prevención periódicas para evitar la aparición de esta especie en instalaciones como colegios, y no dudar en acudir a servicios profesionales para acabar con su presencia cuando ya han proliferado”.