Por José Luis Yagüe
La muerte del diplomático Antonio Garcia Ferrer de la oficina para los asuntos de Gibraltar en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación del Reino de España, que estaba participando activamente en las negociaciones entre Reino Unido, España y Gibraltar, es un contratiempo lamentable ya que el diplomático era uno de los mejores conocedores de la problemática de Gibraltar y el Campo de Gibraltar, que lamentan a todas las escalas, su marcha.
Se vaticinan momentos muy difíciles para una buena parte de la población del Campo de Gibraltar, dependiente de los puestos de trabajo en el Peñón y para el comercio y las relaciones comerciales de numerosas empresas del Campo de Gibraltar ante la perspectiva de un Brexit duro que hubiera hecho prácticamente infranqueable el paso normal por la frontera, tal y como ahora de realiza.
La solución está sin duda en conseguir que Gibraltar se integre en el llamado espacio Schengen, del que actualmente forman parte países tan dispares como los siguientes: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Noruega, Polonia, Portugal, República Checa, República Eslovaca, Suecia y Suiza.
Ello no es algo fácil de conseguir ya que se necesitaría para el caso de Gibraltar, cambiar alguna de sus normas y siempre que, como se está repitiendo no se traspasaran ninguna de las línea rojas en cuanto a soberanía de la Roca, principalmente.
En ese contexto, uno de los escollos principales que habría que solucionar si unánimemente, se pidiera y se lograra la excepción de que Gibraltar pasase a formar parte de esa área de países Schengen, sería el de solventar de alguna manera la actual exigencia de que la policía española llevase el control de los viajeros en Gibraltar. Una condición que el pueblo de Gibraltar nunca va a admitir.
Tampoco tiene mucha lógica ya que en Gibraltar, la Policía y el departamento de fronteras funcionan con una eficacia demostrada, que por supuesto, hacen ilógica esa exigencia.
Convertir a Gibraltar en zona Schengen yo creo que tiene unos escollos duros y difíciles, pero no imposibles de solventar.
Si Schengen se presenta como la fórmula mejor para que, tras el Brexit, la fluidez en la frontera de La Línea pueda seguir siendo fluida y sin causar problemas de largas esperas a los trabajadores, turistas, colegiales y familiares, los Gobiernos de España, Gran Bretaña y Gibraltar en sus conversaciones para lograrlo deberían hacer un esfuerzo para solventar esos problemas que pudieran arruinar la incorporación de Gibraltar a la zona Schengen.
Ojo, el Campo de Gibraltar, la Costa del Sol y la Baja Andalucía se juegan mucho en lograrlo o no.
La perspectiva de un Brexit duro sin ningún tipo de arreglo, está quitando el sueño a los miles y miles de trabajadores de La Línea y el Campo de Gibraltar que tienen en el Peñón su puesto de trabajo y la forma de poder mantener a sus familias. Pero también el comercio de La Línea y la hostelería del Campo de Gibraltar y cientos de empresas que tienen relación económica con Gibraltar.
Si son 15 ó 20.000 los trabajadores que cada mañana pasan a ganarse el sustento al Peñón, al igual que lo hacen gran cantidad de escolares que prefieren la educación bilingüe que Gibraltar ofrece; si son cantidad de turistas extranjeros que llenan los hoteles de la Costa del Sol los que tienen en la visita a Gibraltar un complemento de los atractivos de la Costa del Sol, al igual que las excursiones a Ronda, Antequera o Granada, impedirles o demorar el paso diario, la verdad que sería una gran catástrofe, que los políticos con sabias y acertadas conversaciones, deben esforzarse, como sea en impedir.
Visto desde el daño que al Campo de Gibraltar puede causar el no llegar a ningún tipo de acuerdo, urge una movilización de voluntades, de políticos, de asociaciones, de sindicatos de profesionales como las asociaciones empresariales o Cámara de Comercio incluso y a todos los niveles de la política, para que se salven escollos y se consiga esa tabla de salvación que para una gran mayoría de la población del Campo de Gibraltar y Gibraltar puede suponer el conseguir que Gibraltar entre en la zona Schengen. Hasta ahora se han hecho las más dispares manifestaciones o concentraciones de protesta. Apoyar que se consiga un acuerdo Schengen, es sin duda, la más prioritaria para los intereses del Campo de Gibraltar. Y en Madrid, lo saben.
Por supuesto que son los alcaldes del Campo de Gibraltar y la Mancomunidad de Municipios los primeros que tienen que alzar la voz pidiendo consenso. Y obviar por supuesto a algún alcalde que en el pasado se distinguiese con apoyar la política anti Gibraltar, caso de que siguiese en sus trece.
Pero esta responsabilidad es también de la Diputación y de la Junta de Andalucía. Son muchos miles de puestos de trabajo y muchos los beneficios que una buena relación con Gibraltar se proporcionan, como muy bien se recogió en el informe realizado por la Cámara de Comercio de Gibraltar hace unos años, que algunos debieran de conocer y releer, para que no se les olvide. Todos deben pedir que se flexibilicen las condiciones para entrar a formar parte de la zona Schengen.
La buena disposición del Gobierno de España para buscar la mejor fórmula que no dañe en el futuro el cruce por la frontera, debe estar apoyada muy firmemente y sin fisuras desde el Campo de Gibraltar.
Corresponde al Gobierno de SM en Gibraltar que preside Fabián Picardo, conseguir que el primer ministro británico Boris Johnson, se allane y favorezca la solución al grave y preocupante problema del paso fronterizo por La Línea, favoreciendo la integración de Gibraltar en Schengen. Esa favorable disposición que parece ya ha manifestado el premier británico es decisiva.
Si aquí, en el Campo de Gibraltar, somos capaces, todos a una, de pasar por encima de quienes se regocijan del fracaso y se frotan las manos soñando con una frontera imposible de cruzar, estaremos trabajando de verdad, por el mejor futuro de La Línea, de San Roque de todo el Campo de Gibraltar y de Gibraltar, también. Somos un todo. No se olvide.