El servicio de fisioterapia de Vithas Xanit Internacional está registrando un aumento del número de pacientes que acuden a sus instalaciones con secuelas provocadas por la covid-19. La responsable del área, Elena Molina, explica que desde que apareció la pandemia “hemos notado un aumento de este tipo de pacientes, que presentan desde disnea a problemas de movilidad, y además se ha producido una avalancha de estudios a nivel científico para ofrecer el tratamiento más adecuado en función de los síntomas”.
Entre las principales secuelas que se han agravado con la covid-19 y por la que los pacientes están acudiendo a fisioterapia, se encuentra la disnea, un síntoma que se caracteriza por la falta de aire y la fatiga en los pequeños esfuerzos y tareas cotidianas. Estos síntomas se pueden dar de forma temprana y convertirse en una secuela a largo plazo por la afectación multisistémica respiratoria, vascular, cardíaca, neurológica y muscular, incrementando el uso de equipos de oxigenoterapia para contrarrestar los efectos que tiene en la vida diaria del paciente.
A la disnea se suma también la afectación muscular generalizada debido a la inmovilización del tiempo de hospitalización, pudiendo provocar no solo la atrofia y debilidad a todos los niveles, sino también la rigidez y una anquilosis articular. Además, la falta de movilidad ralentiza la capacidad de retorno del sistema, dejando edema distal en las extremidades, especialmente en pies y manos.
Otras consecuencias también importantes, por la dificultad de su curación, son las úlceras por decúbitos en zonas corporales donde el peso recae con mayor presión y a nivel facial, en los relieves más prominentes del rostro, como pómulos, pabellón auricular, cejas y contornos oculares, debidas a la posición de decúbito prono para preservar la ventilación pulmonar con los respiradores.
“Con la fisioterapia evaluamos las posibles alteraciones del patrón ventilatorio y de las regiones pulmonares con disminución de la ventilación mediante instrumental especializado. De esta forma, se exploran las alternaciones del movimiento, la postura y la procedencia del dolor muscular y articular que se producen debido al tiempo en el que el paciente ha tenido que estar en cama”, argumenta Elena Molina.
Según explica Antonio Bellido, fisioterapeuta de Vithas Xanit Internacional, las úlceras dejan cicatrices visibles y en general una huella de ansiedad, depresión y desesperanza en los pacientes por las alteraciones neurológicas y sensitivas, en algunos casos graves en un camino largo a la recuperación, quien añade que “tras superar la enfermedad pueden persistir signos neurológicos diferentes como el dolor de cabeza, la dificultad de concentración, alteraciones del estado de conciencia, mareos e inestabilidad”.
Por último, los profesionales de este servicio también han observado que otras de las secuelas que padecen estos pacientes están relacionadas con la hiposmia y anosmia, es decir, la pérdida parcial o total de la capacidad olfativa, además de alteraciones en auditiva, gustativa y visual, también cambios en la termorregulación y la percepción de los receptores de temperatura corporal, dolor muscular residual y cuadros neuropáticos graves, obligando a realizar una reeducación a nivel neurológico para recuperar información de importancia vital para nuestro funcionamiento corporal.