Durante mucho tiempo el Diario AREA lució en su cabecera, junto a la denominación de Diario del Campo de Gibraltar, el lema …con vocación de provincia. Lo era, lo es y lo necesita.
Esta zona, tenía la singularidad de ser, en sí, una provincia. Y no sólo por poseer un periódico Diario, que otras capitales de provincia no tenían, cuando AREA se convirtió en el único diario, escrito e impreso en la que era la gran ciudad referente y orgullo del Campo de Gibraltar, una zona que poseía todas las estructuras administrativas, de funcionamiento y de equilibrio geográfico de una provincia, que a punto estuvo de serlo antes de que la idea no prosperase en el Consejo de Ministros de Franco, por influencias evidentes del Cádiz de José María Pemán, que lo impidió.
Consideraba Antonio Gómez Rubio y considerábamos todos los que hacíamos AREA y los que estaban inmersos en nuestro proyecto periodístico, incluyendo al que era delegado especial del Ministerio de Información y Turismo en el Campo de Gibraltar, Fernando Segú y Martin, luego jefe de los Servicios Informativos del Gobierno de Adolfo Suárez en el Palacio de la Moncloa en Madrid, que el Campo de Gibraltar lo tenía todo para ser una provincia.
Había aquí un gobernador, con un alto rango militar, que despachaba directamente con Madrid, y cada uno de los más importantes y representativos ministerios, tenía aquí un delegado especial, independiente de Cádiz. Y hasta la Audiencia Provincial se desgajó con una propia Audiencia para el Campo de Gibraltar, además de una Comandancia propia de la Guardia Civil.
La vocación de provincia del Campo de Gibraltar, era firme y contundente. Cádiz, estaba y está muy lejos y no solo en la distancia geográfica. También en la de sentimientos y de inquietudes, muy ajenas al Campo de Gibraltar, aunque de alguna manera, haya querido y quiera, colonizarlo.
Ha sido en estos días del año de gracia de 2019, cuando desde la filas del Partido Andalucista presente en la Corporación del Ayuntamiento de La Línea de la Concepción, el concejal linense Angel Villar, hijo de aquel otro Villar Cerón que firmó el acta de la Constitución en el Palacio de Congresos quien ha aportado un concienzudo estudio jurídico para avalar las inquietudes del alcalde Juan Franco incidiendo en la necesidad de independizar La Línea de Cádiz y de Sevilla, convirtiéndola, por su singularidad en la Ciudad Autónoma de La Línea de la Concepción, con un estatuto similar y unas ventajas como las que gozan Ceuta y Melilla así como tienen las Canarias con exenciones de impuestos y demás ventajas fiscales y de presupuesto propio.
La singularidad de La Línea de la Concepción es, ahora más que nunca, un hecho evidente. No sé si su limitado territorio del término municipal requeriría alguna necesaria anexión.
La Línea de la Concepción, es la hija guapa, independiente y con ideas propias, que un día, hace ya 149 años, se emancipó de su gran madre, la ciudad de San Roque, el municipio al que aún le quedan 8 poblaciones o barriadas actualmente a su cargo, como son Torreguadiaro. San Enrique, Guadiaro, Tarraguilla, La Estación, Guadarranque, Puente Mayorga y Campamento, éstas últimas, como se sabe, formando parte, como más de una vez se ha proclamado, de la idiosincrasia y el sentir linense.
Efectivamente, la Ciudad Autónoma de La Línea de la Concepción contando con algunos de los privilegios que tienen actualmente Ceuta, Melilla y Canarias, sería la fórmula capaz de impulsar definitivamente su desarrollo y devolver a la ciudad, el daño de ciudad mártir, oprimida por la bota militar y aquel nefasto decreto ley del año 35 que impidió que desarrollara la belleza de sus playas vírgenes de Levante abriéndolas al Turismo y acabando con toda iniciativa de inversión que preveía hoteles y zonas residenciales a todo lo largo de lo que se conoce como Camino de Sobrevela.
Pero hay más, mucho más para reintegrar a la población linense el bienestar económico que la disputa y la crispación que nada bueno ha traído y la diáspora a la que envió a la mitad de la población de La Línea, a casi 50.000 personas que tuvieron que salir de la ciudad, con el criminal e inhumano cierre de la frontera, ahora hace 50 años.
Hace unos meses, en su primera visita institucional y de buena vecindad que el primer ministro de Gibraltar, Fabián Picardo realizó al Ayuntamiento de La Línea expuso la realidad cierta de que a su Centro Financiero y a su Gibraltar World Trade Center conectado con todos los del mundo, llegaban propuestas de inversión para radicar empresas, que, no podían desarrollarse por carecer de suelo industrial para ello. Esas empresas, recalcó el primer ministro, podrían encontrar en el suelo de la Ciudad Autónoma de La Línea de la Concepción, si se les dieran las facilidades de que gozan las otras Ciudades Autónomas. Y con ello crear muchos miles de puestos de trabajo, mucha riqueza y bienestar para la población que tanto lo necesita.
El lema de AREA hace 50 años era cierto. Hay vocación de independencia, de no depender de Cádiz, ni de Sevilla en este caso. Pero para resaltar esa vocación que posibilitara reconocer la singularidad de La Línea, hará falta mucha unión, muchas ideas claras, muchos apoyos. Y no dejar el proyecto dormir en los cajones del olvido, porque un concejal de otro partido lo apoyó y lo documentó como posible. Y necesario.
José Luis Yagüe, Decano de los Periodistas del Campo de Gibraltar y la Costa del Sol