Más de 200 personas se dieron cita en los hermosos jardines de la prestigiosa Clínica para disfrutar de «Picassares» el espectáculo flamenco del artista Daniel Casares inspirado en Picasso. La recaudación obtenida, que ha superado los 4000 euros, será destinada íntegramente a la ONG «Pozos Sin Fronteras» para que esta pueda continuar proporcionando un mejor acceso del agua a las personas y comunidades más desfavorecidas de Marruecos, Burkina Faso y Togo.
El evento comenzó con la bienvenida del consejero delegado, Claus Rohrer quien alabo la admirable labor que Pozos sin Fronteras está realizando para hacer llegar un elemento tan esencial como el agua a las poblaciones mencionadas. «Existe una clara conexión entre el agua que, para nosotros es un elemento esencial de subsistencia y herramienta básica para sacar de la pobreza a esas comunidades, y el eje sobre el que se sustenta la filosofía de la clínica, como elemento indispensable en la práctica del ayuno». manifestaba Rohrer.
Por su parte, el fundador y presidente de Pozos Sin Fronteras, Francisco Javier (Coco) San Emeterio agradeció a Buchinger Wilhelmi su apoyo y transmitió la emoción que ha supuesto para la fundación los primeros resultados palpables del proyecto.» El nuevo pozo ha permitido el acceso al agua a más de 850 personas entre ellas 350 niños.» señalaba Coco.
Concierto de Daniel Casares
Concuerpo y alma tocaba la guitarra Daniel Casares acompañado por la caja de Miguel El Nene y el fantástico violín de Nelson Doblas, el sanroqueño Manuel Peralta al cante y el baile y palmas de Sergio Aranda. Entre todos permitieron al público asistente vivir una experiencia única y especial.
El hermoso jardín de la Clínica lucía de forma espectacular. El amplio escenario se había instalado en el centro creando el ambiente adecuado para disfrutar de este singular espectáculo flamenco.
Al final del concierto, los asistentes tuvieron la oportunidad de comprobar por sí mismos el peso que tienen que llevar las mujeres y niños para transportar el agua desde el pozo hasta sus familiares. Para ello utilizan cuencos de metal pesados sobre sus cabezas. Algunos asistentes hicieron la prueba para concienciarse aún más con la realidad que viven dichas poblaciones.