La última diatriba en contra de Gibraltar por parte del eurodiputado del Partido Popular Esteban González Pons resulta «absolutamente lamentable», en opinión del Gobierno del Peñón.
«Pons da la impresión de haber sido educado en la escuela de política del General Franco en lo referente a sus opiniones sobre Gibraltar. Es obvio que no tiene absolutamente ningún conocimiento sobre la situación y realidad del Gibraltar moderno», denuncian desde el gobierno gibraltareño.
«Resulta increíble que una persona elegida como eurodiputado demuestre tan poco respeto por la democracia y los derechos humanos. [Pons] debería comprender que, según el derecho internacional, el pueblo de Gibraltar tiene derecho a la autodeterminación y su opinión no puede cambiar esa realidad. Gibraltar votó por 99% a favor de seguir siendo británico en 1967 y votamos por 98% en favor de rechazar cualquier forma de soberanía compartida con España en 2002. Pons debería respetar esa elección democrática».
«Además, también resulta curioso observar que sus opiniones extremas parecen no estar en sintonía con las de su propio partido en el Gobierno. Fue el Gobierno del Partido Popular el que correctamente dejó de lado la cuestión de la soberanía durante las negociaciones para nuestra salida de la Unión Europea. También fue el Gobierno del Partido Popular el que comenzó las conversaciones directas con el Gobierno de Gibraltar para valorar cuestiones surgidas a raíz de nuestra salida de la UE junto con el Reino Unido».
«Dado su historial, no resulta del todo sorprendente que Pons haya realizado una serie de alegaciones desbocadas y sin fundamento en contra de Gibraltar en casi cualquier tema concebible, desde los servicios financieros hasta el medio ambiente. Estas alegaciones son completamente inciertas y nada más que una cortina de humo diseñada para dar pábulo a sus opiniones ultraderechistas sobre esta cuestión», resaltan.
«Pons no se preocupa por el principio del consentimiento o la elección democrática del pueblo de Gibraltar. Lo único que le importa es su quijotesco intento de atacar la soberanía de Gibraltar, como si se tratase de un molino en la novela de Cervantes acerca de un caballero que, al igual que Pons, ha conocido días mejores y debería colgar su armadura. Hoy en día, los deseos del pueblo deben tomar prioridad».