Permítanme queridos lectores que este artículo sea un ejercicio entre la expresión del enfado y la indignación, de la perplejidad y la incomprensión, de lo posible y lo imposible, del conformismo y la rebeldía, de la tolerancia y la rebeldía.
En la cotidianidad que vivimos o sufrimos nos encontramos con la extraña aspiración de muchos actores sociales de hacer difícil lo fácil hasta provocar hartazgo en el conjunto de la sociedad, que se siente burlada y ninguneada.
Todos los días asistimos a la ceremonia de las improvisaciones y contradicciones, de códigos nuevos y cambiantes que ayer respondían a unas cifras y números y hoy son completamente distintos , observando como convertimos lo insólito en la rutina sin fin.
Con la gran tragedia de la mayor crisis sanitaria que estamos viviendo en los últimos cien años, el COVID 19, nos envuelven en una borrachera de cifras, que una vez parecen significar una cosa y al día siguiente la contraria, y con las mascarillas y sus usos pasa otro tanto de lo mismo sobre los distintos tipo y la recomendación de su uso.
¿Cuándo podremos cantar que hemos vencido al maldito bicho? Nosotros debemos cumplir, pero los expertos científicos y los responsables políticos también, sino será más fácil que nos confundamos, si permanentemente nos están cambiando las reglas. Entendemos que cada día aprendemos algo nuevo sobre el virus y sus consecuencias, pero por favor sean prudentes y no nos den por seguro lo que no saben a ciencia cierta.
El intento permanente de la ultraderecha de VOX y de sus seguidores del PP, de montar broncas y follones en cada Pleno o comparecencia del Congreso, aprovechar cada acto institucional para alimentar un espíritu destructivo que caliente el ambiente antes de la celebración de la moción de censura al Gobierno de coalición que ya ha sido presentada, en las circunstancias actuales me parece lamen tablee impresentable.
Es más fácil que un alumno de Primaria entienda la necesidad que España tiene de unos Presupuestos para su Educación, su Salud, el ERTE de sus padres, las residencias o el cuidado de sus abuelos, que el señor Casado ponga toda su amor a la Patria para que lleguemos a un acuerdo y todos juntos tiremos hacia adelante con nuestro País.
En la comparecencia del Gobierno el pasado miércoles día 30, la Vicepresidenta Tercera, Nadia Calviño le recordó con firmeza y contundencia al PP a una pregunta del Diputado Garcés que “El patriotismo no consiste en agitar banderas ni gritar Viva el Rey”.
Tal vez sería más fácil y comprensible para los ciudadanos y ciudadanas que se aplicaran en defender el interés de todos, con sentido de País, o lo que es lo mismo, aunque les resulte más difícil, hacer justo lo contrario de lo que ahora se dedican que tiene muchos nombres y como dice la responsable de Asuntos Económicos, ninguno de ellos bonito. Quieren ser ustedes españoles de verdad, pues ánimo, “arrimen el hombro y dejen de poner palos en la rueda para impulsar nuestra recuperación”
No parece fácil de entender algunas posturas de VOX y el PP, fuera de todo raciocinio y argumentación legal, sino basadas el por qué sí. Por ello vemos con frecuencia en algunas de las Comunidades Autónomas donde gobiernan, como es el caso de Madrid, la falta de rigor y la utilización de la manipulación y la demagogia, la llamada a un diálogo que es un puro bailar en favor de la corriente, si no sale lo que ellos quieren, no hay acuerdos, y la deslealtad institucional, situándose en la defensa del interés particular frente al general. Son así, no son de más carnes.
Juan Antonio Palacios Escobar