David Guerrero-Liston, representante del Gobierno de Gibraltar en los Estados Unidos de América ha intervenido ante la Cuarta Comisión de las Naciones Unidas, en Nueva York con el siguiente discurso:
«Señora Presidenta:
Tengo el honor de dirigirme a ustedes hoy como representante del Gobierno de Gibraltar en los Estados Unidos de América.
Lo hago en representación del Ministro Principal de Gibraltar, que ha dado positivo por Covid-19, lo que ha provocado que ni él ni el Viceministro Principal, al ser contacto cercano, hayan podido viajar a Nueva York.
Es un honor para mí poder representar hoy aquí al pueblo de Gibraltar.
Aunque pequeño en número, somos un pueblo orgulloso que lleva habitando nuestro hogar, el famoso Peñón de Gibraltar, en la entrada del mar Mediterráneo, desde hace más de trescientos años.
Trescientos años es mucho tiempo, Señora Presidenta.
Trescientos diecisiete para ser exactos.
Es más tiempo del que Italia, Alemania o Estados Unidos han existido como estados nacionales.
De hecho, es más tiempo del que han existido muchos de los Estados miembros de las Naciones Unidas.
Y en esos 300 años, una población única ha hecho de Gibraltar su hogar.
Así, el pueblo de Gibraltar, como población independiente y diferenciada de la de la Potencia Administradora, presenta sus propias características.
También somos el producto de la inmigración procedente de todo el planeta.
Comerciantes y mercaderes procedentes de Génova, en Italia, se instalaron en el Peñón en el siglo XVIII.
Les siguieron los judíos sefardíes del norte de África.
Luego vinieron trabajadores de Malta a finales del siglo XIX, otros del Reino Unido, de España y de otros lugares también.
Y muchos comerciantes de la India hicieron de Gibraltar su hogar en el siglo XX.
Marruecos, nuestro vecino del sur, aportó recursos humanos y materiales en los años 60, ayudando a Gibraltar a sobrevivir al bloqueo impuesto por la España del General Franco.
Todos ellos representan un componente importante de la identidad gibraltareña.
Ya que ese conglomerado de nacionalidades, religiones y razas ha ido conformando a lo largo de trescientos años al gibraltareño moderno actual.
Esto no supone ninguna novedad en la construcción de una nación.
Muchos países representados en esta cámara han vivido un proceso similar.
Los gibraltareños son un pueblo diferenciado por derecho propio.
Son los únicos que deben determinar libre y democráticamente su propio futuro.
Señora Presidenta:
El pueblo de Gibraltar está protegido por las Naciones Unidas.
Esa puede ser la única razón legítima por la que Gibraltar permanece en la lista de territorios no autónomos elaborada por el Comité de los 24.
Todos los miembros de las Naciones Unidas tienen un deber sagrado respecto a los pueblos de los territorios que integran esa lista.
Es su deber garantizar que alcancemos el pleno autogobierno y la descolonización, a fin de que podamos ocupar el lugar que nos corresponde en la familia de naciones.
Gibraltar figura en la lista de territorios no autónomos desde 1946.
Entonces había más de setenta países en la lista.
Muchos de ustedes han logrado su emancipación política, su descolonización y han salido de esa lista.
El pueblo de Gibraltar desea seguir los pasos de todos los que nos han precedido.
Tiene derecho a ejercer el derecho de autodeterminación y descolonización.
La ONU no puede tener una norma para unos y otra diferente para otros.
Señora Presidenta:
Gibraltar siempre ha apoyado los esfuerzos internacionales desplegados durante muchas décadas para erradicar el colonialismo.
Durante todo ese tiempo, hemos escuchado muchas buenas intenciones expresadas en esta Comisión y en otros lugares.
Pero que nadie se llame a engaño: queremos ver acciones.
Las tres primeras Décadas para la Erradicación del Colonialismo han fracasado en su objetivo principal. Esto se debe, en parte, a la incapacidad colectiva de aprender la lección de que no existe una única solución universal.
Es preciso aplicar la imaginación e instrumentar soluciones a medida cuando resulta necesario.
Gibraltar quiere trabajar con las Naciones Unidas.
Y también queremos que las Naciones Unidas trabajen con nosotros.
Lamentablemente, nuestras palabras han caído en saco roto con demasiada frecuencia.
Demasiado a menudo, cuando se trata de Gibraltar, la ONU se ha limitado a silbar y mirar para otro lado.
Por este motivo, usted debería instar a sus colegas del Comité de los 24 a que envíen una misión de visita a Gibraltar.
Si dicho Comité sigue ignorando nuestras invitaciones para visitar y conocer nuestro país de primera mano, ¿cómo puede proporcionarle información, sugerencias y recomendaciones útiles sobre Gibraltar y las legítimas aspiraciones de nuestro pueblo? ¿Cómo puede siquiera pretender mantener un debate informado en estas circunstancias?
No pueden ustedes cumplir su misión si no se aventuran a salir de las salas de juntas y de los despachos aquí en Nueva York.
Señora Presidenta:
Gibraltar se enorgullece de haber sido el primer país del mundo en vacunar a toda su población adulta.
Lo hicimos con un suministro gratuito de vacunas del Reino Unido.
Y también vacunamos a muchos miles de trabajadores fronterizos de diferentes nacionalidades que viven en España y trabajan en Gibraltar.
Cuando nuestras empresas cerraron a causa de la pandemia de Covid-19, también ayudamos económicamente a esos mismos trabajadores con pagos periódicos en efectivo.
Así es, señora presidenta, como deben comportarse los países vecinos.
Durante muchos años hemos tenido una relación de conflicto y confrontación con España.
Esto deriva de la obsoleta reivindicación territorial del gobierno español sobre nuestra patria, que siempre rechazaremos.
No podemos volver a trazar las fronteras de Europa como hace tres siglos, cuando España cedió Gibraltar a Gran Bretaña a perpetuidad.
Tenemos que aceptar la realidad que tenemos hoy ante nosotros.
Esa realidad es la aparición, a lo largo de cientos de años, del pueblo de Gibraltar con derecho a su tierra.
Esto significa que Gibraltar debe ser contemplado y entendido desde la perspectiva de donde estamos hoy y no a través del prisma de cómo era hace trescientos años.
El bienestar y las aspiraciones de las personas deben ser la primera prioridad.
Existen señales esperanzadoras, Señora Presidenta.
Los Gobiernos de Gibraltar, el Reino Unido y España negociaron el 31 de diciembre un acuerdo político para un nuevo tratado entre el Reino Unido y la UE sobre la relación futura de Gibraltar con la Unión Europea.
El Consejo Europeo ha dado ahora luz verde al inicio de las negociaciones.
Gibraltar sigue comprometido con un resultado basado en ese Acuerdo de Nochevieja.
Sin embargo, si no se puede llegar a un acuerdo con la Unión Europea en esos términos, Gibraltar también se está preparando para la eventualidad de un resultado no negociado.
Pero, como he dicho, nuestra opción preferida sigue siendo asegurar un acuerdo.
Esto redunda tanto en el interés de Gibraltar como en el de nuestros vecinos de la región circundante de España.
Gibraltar sigue haciendo una contribución económica positiva a la región vecina de Andalucía, en el sur de España.
Hay unas quince mil personas que viven en España y trabajan en Gibraltar, de las cuales más de nueve mil son ciudadanos españoles.
Gibraltar importa más de 1.700 millones de dólares en bienes y materiales de España.
Representamos más del 20% del PIB de la zona vecina.
Señora Presidenta:
La población de Gibraltar puede ser pequeña en número.
Unas 30.000 personas en total.
El territorio de Gibraltar puede ser pequeño en tamaño.
Unos seis kilómetros cuadrados.
Pero somos un pueblo y una nación orgullosos.
Y una vez más reafirmamos aquí, en el foro adecuado y de la forma correcta, nuestro derecho a la autodeterminación.
Una vez más, les recordamos que somos un pueblo distinto, cuya identidad se ha enriquecido con las aportaciones de personas de todo el mundo, cuyo carácter se ha forjado a lo largo de 300 años, y que estamos más que preparados para ocupar el lugar que nos corresponde en la familia de naciones.
Una vez más, les pedimos que reconozcan, respeten y ratifiquen nuestro derecho a la autodeterminación.
Y les insto no sólo a escuchar, sino también a actuar.
Ese es su sagrado deber».