Miguel Arrocha es uno de los históricos de la Hostelería y el Turismo en Marbella.
Aparte de ese jardín de la Finca Amalur que es como un balcón frente al mar, especializado en grandes banquetes, bodas y acontecimientos sociales que sirve en exclusiva Alabardero Catering, hace ya más de 40 años que Miguel Arrocha abrió en el Polígono Industrial La Ermita el mítico restaurante “Casa Miguel” que hasta el día de la fecha habrá dado cientos y cientos de miles de menús para atender con satisfacción de los comensales, las necesidades de quienes trabajan en el Polígono.
Su hijo David, criado entre los fogones, enseñado por su madre Isabel y con la experiencia y profesionalidad de su padre, ha abierto a la entrada del Polígono un restaurante de más nivel gastronómico pensando en atender por su parte a los empresarios y trabajadores del Polígono.
En pocos meses, la fama de Isabellas al Carbón, que lleva el nombre en homenaje recuerdo a su madre qepd, ha adquirido fama y prestigio.
Son famosos sus desayunos con una carta envidiable para acompañar al café y el zumo de frutas, pero se ha impuesto la calidad de su cocina y el atento y profesional servicio que con José Antonio García López como jefe de sala, al frente del equipo, dirige con mucha profesionalidad el comedor.
La Academia Gastronómica de Marbella atenta a cuantas iniciativas que con prestigio, calidad y buena cocina surgen en Marbella y con el deseo de apoyar la buena gastronomía, llevaba meses buscando la oportunidad de poder sentarse a la mesa de Isabellas y comprobar toda esa aureola de buena cocina que en pocos meses ha adquirido este Restaurante.
En el pequeño reservado o comedor de respeto de Isabellas se sentaron algunos de los académicos asistentes al almuerzo que había organizado Juan Francisco Jiménez, el empresario de Aluminios del Sur, cuya nave se encuentra también en el Polígono.
El presidente de la Academia, doctor Andrés Manuel Sánchez Cantos, había delegado en el secretario general Ricardo S. Bocanegra y el académico Juan Jiménez la elección del menú “Sabores Selectos”.
Un Tartar de Atún con aguacates, ajo blanco y plátano macho; una ensaladilla de gamba roja auténtica; el sorprendente “Crujiente de Rabo de Toro, con salsa de manzana al horno y queso Idiazábal” merecedor de la más alta calificación; la tortilla vaga de centollo y gambas al ajillo, superior, para culminar con el insuperable solomillo de ternera a la brasa y salsa de pimienta y un excelente postre de queso de cabra malagueña, hicieron las delicias de los comensales.
El maridado con vino crianza de las Bodegas Altanza, demostró la gran calidad de este Rioja que en la Costa del Sol distribuye con mucho éxito y aceptación el almacén de Guadalmina Vinos y Licores que fundó Paco Banderas, un Nariz de Oro que no solo sabe más que nadie de vinos, sino que elige para sus clientes las mejores añadas.
Lealtanza, uno de los más valorados riojas, gustó mucho a los académicos. El menú lo merecía.
Salió de la cocina para recibir el aplauso de los académicos el chef Omar, un asturiano que pone muy alto el listón de su saber hacer y que cuenta en la cocina de Isabellas con un gran equipo.
Tiene la Carta habitual de Isabellas al Carbón muchas especialidades que merecen hacer realidad ese deseo expresado por algunos de los académicos presentes, de acudir de nuevo a Isabellas al Carbón. Merece la pena.
El académico Juan Jiménez, de Aluminios del Sur, ha acertado ayudando a descubrir los manjares que salen de esta cocina excepcional.
La familia Arrocha, Miguel y su hijo David, merecían esta cita. Y como ya dijo el general MacArtur cuando los japoneses le obligaron a dejar las Filipinas: “Volveré”.
La Academia Gastronómica de Marbella seguro que pronto volverá para rendir a Miguel Arrocha el homenaje que se merece como pionero de la gastronomía en Marbella.
Miguel Arrocha comenzó muy joven nada mas bajar de Benarrabá, en la serranía de Ronda, trabajando en la Cafetería Madrid, en los bajos del mítico Hotel San Cristóbal, recordaba Cristóbal Parra (Hoy Óbal Urban Hotel) y luego en San Remo, en los tiempos en que el Hotel Escuela que dirigía Leo Llorente estaba en el Hotel San Nicolás. Luego con Casa Miguel, que ahí sigue, marcó un hito. Y acertó con la Finca Amalur para servir los grandes banquetes.
Ahora su hijo David ha puesto de manifiesto en Isabellas al Carbón todos esos conocimientos de alta profesionalidad que los Arrocha llevan dentro. ¡Enhorabuena!