De verdad, estoy preocupado. Me preocupa la repercusión que la huelga de estibadores pueda tener, no ya en la economía española, sino en la economía de nuestra zona, en especial de Algeciras.
En este asunto, yo tengo claro dos cosas. La primera es que el acceso al trabajo de la estiba se tiene que liberalizar. No puede estar, por más años, siendo un coto cerrado, en el que unos pocos decidan quien puede o no entrar, excluyendo, en muchos casos, a quienes no son familiares o amigos, y a las mujeres.
El trabajo es duro, pero nadie, por muy dirigente de la sociedad de estiba que sea, puede decir de antemano quien puede o no entrar. Para eso están las pruebas de capacitación, que no existen.
Es esta una cuestión que los propios estibadores reconocen, pues tienen claro que en el siglo 21 no se puede discriminar a una persona simplemente por el hecho de ser mujer, o por cualquier otra cuestión arbitraria.
Y lo segundo que tengo claro es que los estibadores tienen un sueldo consolidado, que debe mantenerse porque así lo han acordado con las navieras. Esos sueldos han hecho que el puerto de Algeciras sea el más productivo de España y el Mediterráneo.
Está claro que si esos son los sueldos estipulados y consensuados, y si los turnos o manos son los que son, eso se tiene que seguir respetando, para los que hay ahora y para lo que que lleguen después.
Está claro que la Ley impide que dos personas hagan el mismo trabajo con distintos sueldos. Entiendo el temor de los estibadores, pero es ahí donde tienen que centrar sus esfuerzos, en lograr que sus actuales condiciones laborales se consoliden.
Y estoy preocupado porque una posible pérdida adquisitiva de estos trabajadores influiría en nuestra economía local, que recuerdo tiene las más altas tasas de paro de Andalucía.
Y otra cosa que me preocupa es la postura que puedan adoptar las navieras. No me fio de que los trasbordos se nos vayan a Tánger. Es posible que en Europa hayan cerrado acuerdos y los estibadores no acepten mercancías destinadas a España. ¿Pero y en Marruecos? No me fio, porque es una oportunidad importante para el puerto de Tánger de pegarle un bocado a los tráficos portuarios que ahora tiene Algeciras,
Sería la escusa perfecta, y no hay que confiarse.
José María Yagüe