Vivimos una etapa en la que aparentemente la información, el conocimiento y la cultura llegan a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Pero es mentira. Todos los medios de comunicación, todos los seminarios, tertulias, conferencias y similares, no buscan la verdad, no buscan exponer la realidad de las cosas, sino que buscan únicamente imponer sus puntos de vista.
La sugestión, la imagen, la afirmación sin pruebas y la repetición sin argumentos, son los medios que se utilizan para convencer y «culturizar». Y es obvio que los comunicadores no comunican, interpretan un papel previamente escrito por los guionistas que han decidido lo que debemos creer. No se informa, sencillamente se miente, con el añadido de que no importa que luego se descubra si previamente ha dado sus frutos.
Recuerdo una frase de J.F. Revel que decía, que «la primera de todas las fuerzas que dirigen al mundo es la mentira» y aunque parezca un poco triste, sí que es real en gran medida, aunque Stephen Hawking diga que la ignorancia nuestro gran enemigo, cuando éste es escaso y muy pocos lo poseen.
Revel insiste en que nuestro gran enemigo es la mentira, y el hecho de que sea tan fácil llegar a la gente a través de medios de comunicación para «culturizarla» bajo el prisma del que imparte las «lecciones» hace que yo dé la razón a Revel en cuanto a que nuestro mayor enemigo sea la desinformación real, o sea la mentira.
¿Quién no recuerda el famoso debate electoral entre Pizarro y Solbes de hace una década? Los dos sabían que se iniciaba una crisis económica mundial. Pizarro lo dijo y no se le creyó. Solbes, que también conocía la proximidad de esa crisis, lo negó, mintió descaradamente, pero los votantes creyeron lo que querían creer, lo que decía Solbes, y así siguió siendo nefasto ministro de economía como el tiempo demostraría después… Pero la mentira le había dado sus frutos personales y poco importó ya descubrir la verdad.
Podría enumerar un sinfín de mentiras, que una vez que habían cumplido sus objetivos se descubrieron, pero ya no importaba: El 11-M de hace tantos años, la aseveración de la ministra De La Vega de que el AVE llegaría a Extremadura en 2010, o las promesas de Rajoy antes de ganar las elecciones, conociendo el pastel que nos dejaban los socialistas, son elocuentes ejemplos que nos aproximan al pensamiento de Revel: La mentira es la mayor de las fuerzas que mueven el mundo.
Sólo queda, en opinión de este humilde juntador de letras, recordar a Machado cuando dejó escrito: «una cosa es el recuerdo y otra cosa es recordar» así que, entiendo yo, que sí queremos una democracia más perfecta, debemos recordar…
A. Poyatos Galián