Los efectos de la pandemia son devastadores disparándose el número contagios. Y el problema está en que la política está venciendo a la ciencia y eso es una malísima noticia sobre todo porque se trata de un problema médico. Por supuesto que la gestión política debe ser clave pero debe ser la gestión científica la que ordene cualquier movimiento de importancia en una situación como la que estamos viviendo.
Resulta inexplicable que España que tomó las medidas más duras hace algunos meses, parece que ahora no puede hacer otra cosa que quitar de fumar en la calle o llevar mascarilla en medio del campo. O, como hoy mismo en Marbella, echarnos de la playa a las nueve y media.
Desde luego, no parece que el problema sea que alguien tomando un café en una terraza cause más problemas que los bañistas en una playa abarrotada o las familias que se besan y abrazan en la boda de su hijo o de su sobrino.
El problema es que la gestión de la pandemia en España se basa en diecisiete estrategias distintas y que el Gobierno central parece que se pone de de perfil mientras todo esta a punto de venirse abajo y que los bulos se distribuyen por todos los lados sin que nadie ponga remedio a esto. El problema, en general, es que todos hemos dimitido de nuestras propias responsabilidades. El problema es que no hay ningún liderazgo claro y esto propicia que cada uno deambule sin sentido alguno por ahí en la tierra de nadie que conocemos como pandemia.
Se hace necesario y urgente que el Presidente del Gobierno se ponga manos a la obra y que sea capaz de llevar a cabo una sola estrategia que sirva para detener lo que ya se está convirtiendo en una segunda oleada brutal e ingobernable.
Algeciras, 17 de agosto de 2020
Patricio González