Vísteme despacio que tengo prisa. Conforme nos vamos haciendo mayores utilizamos más los refranes porque sirven nos sirven para reducir las explicaciones.
Y parece que esto de las vacunas es como el Plan Ponds belleza en siete días o los cursos de inglés en veinte días o adelgazar mientras se duerme. Lo que queda bastante claro es que la capacidad de esperar se ha terminado. Somos caprichosos y queremos ya el juguete y a los científicos le han puesto un cohete en el culo y se han convertido en churreros. Y así , tenemos vacunas a la plancha, vacunas al pil pil, al vapor e, incluso, veganas.
Cuando empezó la pandemia no teníamos ni mascarillas, ahora las tenemos de diseño y hasta de fantasía, y hasta que combinen con la ropa que llevas.
Lo de las vacunas es igual, hemos pasado de no tener vacunas a tener tantas vacunas que se las podríamos poner hasta a los murciélagos de Wuhan que dicen que fueron los que iniciaron todo esto del coronavirus. Miguel Bosé se nos va a cabrear mucho más y Bill Gates se quedará sin dinero gastándoselo en microchips para controlarnos a todos.
La Organización Mundial de la Salud dice:”El desafío al que nos enfrentamos es que pasamos de vacunar cientos de personas( fase 2) , a cientos de miles de personas( fase 3). Necesitamos los resultados de eficacia y seguridad de estos estudios porque si empezamos a vacunar a millones de personas muy rápido podemos pasar por alto muchos efectos adversos”.
Y lo está diciendo por China, por Rusia y por las prisas porque la fase 3 no se está tomando como experimentación sino como un logro cierto, con lo que si sale mal o medio bien, tendremos que ponerle otros cohetes a los científicos para que elaboren otras vacunas para luchar contra los efectos secundarios de las primeras. Y así sucesivamente y tiro porque me toca.
Si no fuera porque hay miles de muertos de por medio y muchísima gente en las UCIs esto parece de película española de los años sesenta.
Algeciras, 5 de septiembre de 2020
Patricio González