¡Sigue el debate, aburre el debate!, siguen los temas de todos los días, algunos crecen desmesuradamente, otros son más novedosos, y cualquiera de opine en sentido no ortodoxo ya se sabe… ¡La dialéctica de los escándalos y la propagación del miedo no hay quien la pare!, pero a la demagogia barata y barriobajuna tampoco lo le surgen tampoco diques de contención.
Uno llega a aburrirse de hablar, de escribir, de opinar… y en un día especialmente crítico para mí ese aburrimiento pesa de modo muy notorio, preguntándome si no sería mejor permanecer en silencio… ¿para qué opinar?. Hoy he oído las manifestaciones de líderes del que se dice principal partido de la oposición, candidatos a las elecciones vascuences y gallegas en las que su tibieza, su falta de compromiso con unas ideas y sus argumentos meramente electoralistas resumibles en aquello de los buenos y los malos, me han dejado totalmente helado. ¡Unos discursos llevados a no defender intereses generales de una parte de la ciudadanía sino para garantizar unos puestos, unos escaños y, en el caso de Galicia, un gobierno autonómico!. No es que no supiera yo que el partido Popular baila al son de intereses ajenos a la ciudadanía e indefendibles, y prueba de ello, de esos intereses espurios, es esa relación extraña y contuberniosa con Ciudadanos, esos que dicen ser liberales, sin importarles traiciones o contradicciones evidentes… ¡lo que si me extraña es que la gente no se dé cuenta o no se quiera dar!.
Me sorprende igual que la notica de la propuesta de los frentepopulistas de dar la nacionalidad por carta de naturalización a los inmigrantes ilegales como respuesta o como premio a su “heroicidad”. ¿Hasta dónde denigraremos la heroicidad en un país de gran bagaje en héroes desde tiempos inmemoriales?… ¡Otra vez una propuesta, efectuada en sede parlamentaria por el don Tancredo de Pablo Echenique, que se traga sin el menor comentario a pesar de lo descalabrada que resulta!. Se sigue golpeando a la sociedad de manera constante y diaria, sin la menor queja, con la docilidad social más borreguil imaginable.
Y desde la vicepresidencia del Congreso, una miembro de Podemos insta a que el Rey abdique y se cuestione en referéndum la forma del Estado, a la vez que Sánchez y la Sra. Calvo indican la posibilidad de reformar la Constitución. Objetivo: La Corona. Y es una lástima que me sienta impedido de defender a la Corona a pesar de mis convicciones por motivos que ya expuse en una serie de artículos hace quince años, motivos que a nadie convenía oír, ni ahora tampoco creo que convengan… Fundamenté siempre que la Corona como institución que se conformaba en la Constitución de 1.978 era una refundición, una especie de creación sincrética bajo las normas sucesorias de Franco y en la legalidad del Régimen del Movimiento Nacional, consumándose la instauración de la Monarquía prevista por el General para ir de inmediato formulando mecanismos que supondrían la transición a un régimen parlamentario, manteniéndome en la idea de que el propio Franco era consciente de todo ello… ¡Es evidente!: Los regímenes unipersonales habían sucumbido y solo sobrevivían en la órbita comunista, la situación internacional no era propensa a mantener un anacronismo histórico en España, incluso el propio Estado Novo Portugués había caído, a pesar incluso de su pertenencia a la OTAN. Franco sabía perfectamente que tras él vendría la transición hacia el parlamentarismo, pero había conseguido mantenerse en el poder hasta el día de su muerte.
El Príncipe sería educado en España en virtud de unos pactos que Franco y Don Juan, Conde de Barcelona, habían acordado, a la vista de que éste último era consciente de que nunca llegaría a reinar en España. El Príncipe de Asturias de los monárquicos, Juan, se convertiría en Juan Carlos, pasará más tiempo cerca de Franco que de su padre, y no dudará en anteponer sus intereses a los de la tradición y legitimidad de la Familia Real Española, representados por Don Juan. Así cuando se convierte en Príncipe de España, heredero de Franco a Título de Rey marcará aún más las distancias, y dejará de existir de hecho el Príncipe de Asturias.
Inmediatamente después de la muerte de Franco se produjo una reconversión de todo el sistema, garantizando a muchos de los hombres que fueron pilares del Régimen de Franco su continuidad conversos a demócratas de toda la vida, incluso revestidos de autonomismo como fue el caso de Manuel Fraga, y todos se esforzaron en convencer al mundo que se tomaba el camino de la democracia, tratando incluso de dar lecciones. A D. Don Juan de Borbón le pasó el carro por encima y, vencido y decepcionado, no le quedó otra que entregar a su hijo la legitimidad dinástica y aceptar una nueva humillación que esta vez el propio Conde de Barcelona acepto pues no tenía otra salida y estaba deseoso de no tener más confrontaciones y acabar sus días en paz y armonía familia. El 14 de mayo de 1977 legitima a Don Juan Carlos y restaura en él las funciones de la Corona que fueron suspendidas por Don Alfonso XIII, y a partir de ahí desaparece prácticamente. ¡Estaba amortizado, había envejecido… Su esperanza en la consumación del proceso restaurador estaba puesta en su nieto Felipe!
La Monarquía española no era para los monárquicos que quedaban, pocos y aislados, sino una caricatura, se iniciaron los años, las décadas del despropósito Juancarlista, en Juancarlismo en el que se generó un sistema contradictorio en el que la Corona no se daría a conocer como Institución, ni siquiera sería objeto de enseñanza, y en la que el culto a la personalidad y las adhesiones inquebrantables permitieron que todo estuviese bien visto y resultase aceptable. Esta monarquía transfigurada, nacida franquista y reconvertida en lo que tenemos, viene viciada desde su origen, cuando para no contravenir la voluntad de Franco, para quien fue de hecho aquel Príncipe de España el hijo que deseó tener, inicia el Monarca su reinado rompiendo la tradición y utilizando sus dos primeros nombres, Juan Carlos, cuando nadie en su entorno familiar le llamó jamás así. Con tanto interés que ha habido en romper con el pasado franquista, ese es un vestigio esencial que permaneció durante todo el reinado.
Los tiempos cambiaron y un golpe palaciego destronó a Juan Carlos I, aunque lo disfrazasen de abdicación, él ya no era indiscutido ni indiscutible, a su alrededor el Juancarlismo se diluyó y los que reían y veían con buenos ojos las ocurrencias del Rey tuvieron otros intereses. El resultó también amortizado y hoy todo son críticas, persecuciones y acoso al que fue siempre igual, hoy los juancarlistas no existen… El sucesor, su hijo, Felipe VI, ha sido para mí el que abrió la veda contra su padre, y el gran beneficiado, aunque hasta qué punto esa sucesión no está envenenada. Ahora claman contra su padre, pero también contra él, en campañas de las que difícilmente puede salir indemne.
La Corona no tiene ahora al frente una figura carismática… el Rey padre, ahora llamado emérito, lo tenía.. ¡Felipe VI!. Al padre quizá se lo crearon, al hijo no, hasta tal punto que lo más relevante de cualquier acto de la pareja real, cualquier visita, cualquier presencia, es el vestuario de la Reina Consorte, y si es de tal o cual modisto o de esta o la otra cadena de ropa… ¡En realidad, a nadie le importa lo que diga el Rey!, reina bajo la sumisión a un gobierno que le es absolutamente contrario y representando, se diga lo que se diga a una Monarquía como la quiso Franco en definitiva: instaurada, ajena a la tradición histórica secular de la Corona, y yo acataré la situación por imperativo legal pero jamás se espere de mi adhesión ni simpatía porque mi convicción y mis principios me lo impiden.
Pero el baile de máscaras sigue… y siguen los escándalos en los partidos, y sigue la ópera bufa de ese líder mesiánico de Podemos y sus historias un tanto escabrosas que se ven amparadas por su escolanía cantora, historias como la tarjeta de su asesora Dª Dina, las acusaciones de los propios sobre tongo en sus sistemas asamblearios, su posible financiación… Igual que siguen los enredos en el Partido Popular, causante indiscutible del estado presente, y siguen los fracasos políticos en política exterior y comunitaria como ha sido el caso de Nadia Calviño, no elegida para presidir el “Eurogrupo” esa entidad que en si no existe pero de hecho manda. Indiscutiblemente la Sra. Calviño era una buena candidata pero la pertenencia al gobierno de Pedro Sánchez debe haber pesado como una lápida ….
Y ahora una nueva ola de miedo ante la perspectiva de que la pandemia se vuelva a extender, un pánico social extraño porque se combina con unas actitudes negligentes en grado extremo. La gente teme volver a ser confinada y hasta se plante resistir ante tal posibilidad a la vista de que nada parece controlado… Nuevas incertidumbres regadas con necedades de unos y otros, como el del maldito catalán Torras, que proclama que allí, en la región catalana, hay virus por pertenecer a España, o el aspirante a la reelección en Galicia que garantiza la seguridad allí frente a los rebrotes, como sí tuviese potestad para poner puertas al virus…
¿Merece la pena opinar?…
Manuel Alba
9 julio 2020