A nadie le debe pillar por sorpresa las salidas de los diferentes organismos de la Unión Europea en lo que a España se refiere, y a nadie parece importarle un bledo la trascendencia de las resoluciones del Tribunal de Justicia Comunitario y de Parlamento Europeo con respecto a la que yo llamo, sin el menor paliativo, la guerra de Cataluña y sus diversos frentes, una guerra que España va perdiendo por evidentes motivos.
El respaldo que tanto el Tribunal como el Parlamento dan a los traidores y delincuentes independentistas y que puede ser, y no me extrañaría, reforzado por los que ansiosos y sedientos de sangre de poder venden la dignidad y el honor, la integridad y la vergüenza de España por formar un Gobierno a costa de la Patria hace que se deba alzar la voz y exigir actuaciones inmediatas y contundentes ya, pues no cabe ni diálogo ni negociación, ni tampoco cesión ante esa Unión Europea que desprestigia y pone a los pies de los caballos a la Justicia Española, a la que se le hacen exigencias que jamás se deberían aceptar.
Si el Brexit, sobre el que en su momento dije que no se debería ser tan dramático con respecto a las consecuencias para Gran Bretaña y que preveía que en cuanto se planteara con meridiana claridad su éxito se vería respaldado por la oferta de los EEUUA de tratados y convenios preferenciales mucho más favorables que los que pudiera pactar con una la Unión Europea en disolución que estorba a los norteamericanos, va a herir muy profundamente a esas instituciones burocráticas en las que los países dominantes también hacen agua, y por todos los costados, es también la hora de plantearse si es oportuno mantenerse en ese avispero que pone en compromiso nada menos que la unidad de España y el principio de Legalidad que rige su Ordenamiento Jurídico, incluso entrando en contradicción en sus resoluciones de ahora con las del más reciente pasado. ¿Qué espera la Unión Europea, que los españoles la emprendamos a garrotazos unos contra otros?…. Lamentablemente, ese camino llevamos.
¿Acaso no es guerra ese vandalismo, ese terrorismo callejero que se ha vuelto a vivir en Barcelona?, ¿acaso no es provocación la actitud permanente de esas llamadas autoridades de la Comunidad Autónoma Catalana?, ¿acaso no avivan el fuego del enfrentamiento los chavistas con aspiraciones a gobernar en España cuando hablan de “presos políticos”, que no es lo mismo que “políticos presos” por delincuentes, y piden que, contra la legalidad vigente, se les ponga en libertad para que sigan en su imparable conducta reincidente?. Todos ahora están reforzados por esas resoluciones de las santificadas instituciones europeas, sobre las que mandan… ¿Quiénes?, ¡veamos!:
Alemania, la gran potencia con afán imperialista es hoy un país en decadencia en el que la gran coalición se viene abajo, y el motivo fundamentas es que el SPD, el famoso Partido Social Demócrata de aquel Willy Brandt, ha caído en el extremismo y ha elegido como líderes a dos miembros del ala de su extrema izquierda, con la consecuencia de una caída absoluta hasta niveles desconocidos, y los socialdemócratas pasan por su peor momento histórico porque ese radicalismo de izquierda, ese socialismo puro y duro no casa bien con el recuerdo de una Alemania dividida en dos hasta hace relativamente poco tiempo . El gobierno tripartito está en dificultades y Angela Merkel, retirada del liderazgo en su Partido Demócrata Cristiano se ve presionada por los asuntos internos: inmigración, economía en estancamiento, porque aunque siga siendo la potencia económica mayor de Europa, varias crisis en sectores industriales le han tocado muy duramente, por ejemplo en el de la automoción, y la guerra comercial entre Norteamérica y China la debilita, teniendo que afrontar también en estos momentos el problema del gaseoducto desde Rusia que tarde o temprano llevará al enfrentamiento directo con el gobierno norteamericano. ¡No es Alemania un líder a seguir y mucho menos a obedecer!
Por otro lado está Francia: ¿Qué decir de Francia?, podemos decir que hasta nos ha exportado un ex primer ministro, Manuel Valls, para incorporarlo al collage político español… Francia, dulce Francia que cantaba Charles Trenet, está como cualquiera que lea o vea las noticias de fuentes independientes puede comprobar: Hoy por hoy es un país paralizado gobernado por un señor llamado Enmanuel Macron, que llegó a Presidente sin tener Partido, acompañado por su esposa y profesora y que tiene montado lo que aquí llamamos un buen cirio. Lo último, por ejemplo, es la preocupación que existe en el gobierno francés, dada a conocer por uno de los diarios de mayor difusión, por el número de legionarios, paracaidistas y soldados de élite que se han pasado a las fuerzas terroristas islamistas y cuya capacidad letal por su preparación, lógicamente, plantea serios quebraderos de cabeza. A eso añadamos el total descontrol del movimiento de “chalecos amarillos”, que adquiere en ocasiones una violencia extrema y aunque los franceses son menos timoratos que nosotros y no dudan en pedir que las fuerzas de seguridad apliquen leña al mono cuando se pone en peligro sus intereses, yo puedo asegurarles, por haberlo vivido en primera persona que he visto escenas como las de Barcelona pero en diversos puntos de la geografía francesa, en grandes capitales y ciudades medianas. Francia se consume por las huelgas, el transporte está paralizado, los sindicatos no ceden y las nuevas revueltas, a añadir a las ya existentes vienen por parte de las amas de casa, los jubilados, y así la pelota engorda a un Presidente al que se le ha ido de las manos un país que le viene grande. La economía francesa está estancada, han quebrado 55.000 empresas en el ejercicio por causa de la inestabilidad social, la falta de demanda interna y la debilitación de las exportaciones. Francia es el país con mayor gasto público de la Unión y precisamente, a pesar de esa chulería de que con el Brexit pierden los británicos y nadie más, las autoridades francesas temen un cambio de política monetaria del Banco Central Europeo que debilite aún más su tejido empresarial. ¡Esta es la otra gran potencia de la Unión Europea!
Y si tiramos por los países díscolos, ¿Qué pasa con Polonia? De momento, la última actuación de los polacos ha sido la paralización del compromiso de emisiones de CO2. También se negó a acoger refugiados en 2.015, junto con Chequia y Hungría y por ello fue denunciada ante el Tribunal de Luxemburgo y la Abogada General de dicho engendro, algo así como la Fiscal, hace unos meses solicitó que se condene y sancione a los tres países por desobediencia al mecanismo de reubicación provisional pues estimaron que era peligroso para sus respectivos territorios y la seguridad de los mismos. Pronto tendrán una sentencia sancionadora que, con toda seguridad, al no ser timoratos se la pondrán por montera. También tienen los polacos pendencias con la Unión por lo que ellos consideran intromisión en sus asuntos internos, pues Bruselas considera que el gobierno polaco tiene “deriva autoritaria” , como si la comisión europea no la tuviera, y pretende quitarle el derecho al voto. Lo más previsible es que Polonia salga cualquier día por la misma puerta que Gran Bretaña, pero de forma más veloz y contundente, ¡ya se verá!, porque a los polacos eso de las imposiciones en asuntos internos y que, además, la mano que mece la cuna sea siempre Alemania, no les hace demasiada gracia y hasta puede que les traiga malos recuerdos, pienso yo. Hungría es otra oveja negra para la Unión, otra “deriva hacia el autoritarismo” con un gobierno que no pasa por todo lo que le imponen… Se tendrá que marchar o tendrán que hacer que se vaya, más bien pienso que, como los polacos, cualquier día de estos utilizarán el viejo método del “ahí te quedas”, fórmula infalible de salir de donde o no conviene estar, o de donde se nota que no se le quiere a uno demasiado, porque el hecho es que a los dirigentes polacos y húngaros los eligen por amplias mayorías. Chequia acaba de recibir un rechazo del famoso Tribunal a su demanda pretendiendo que se anulase una norma comunitaria que limita la posesión de determinadas armas de fuego por civiles. Su demanda estaba apoyada por Hungría y Polonia, y se fundamentaba en la necesidad de defenderse de ataques terroristas. El Tribunal no anula la norma y acaba de desestimar la demanda. Otra vez los tres países díscolos ven rechazada su pretensión, ¿qué harán?, ¿acatarán la normativa o seguirán el criterio de sus leyes nacionales? Y queda Rumanía, país con el cual las cosas no andan demasiado claras, aunque dado que el cambio de gobierno en el país es muy reciente queda por ver la situación del futuro próximo.
Se ve pues que la Unión Europea de unión poco tiene, de liderazgo claro y resuelto, menos, de intromisión en asuntos de soberanía nacional de los países miembros con un tufo autoritario indisimulado si tiene mucho, por ejemplo, en estos días también en el tema de Malta. El falso triunfalismo de la baronesa Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, propuesta, o más bien impuesta, por Alemania, tiene poco fundamento y el futuro del invento poco recorrido tiene, pero hay que tener alma polaca o húngara y no ser timorato españolito, súbdito de Pedro Sánchez y víctima de Pablo Iglesias, ese que le dice a Brad Pitt que lo malo de ser tan guapo es que algunos se olvidan de lo buen actor que es, y se queda tan encantadoramente fresco en medio de la que está cayendo. Habría que ser ciudadano crítico y duro en sitios muy especiales, como en Andalucía, donde penaliza el gobierno eternamente en funciones a la Comunidad autónoma por las cuentas que hizo cuando gobernaban los socialistas y para colmo era responsable de la economía regional la misma que ahora, como ministra, quiere fiscalizar sus propias cuentas, pero nadie sale a la calle a protestar. Total, ¿para qué?.
Habría que pedir al Jefe del Estado que haga algo, que algo puede hacer, para poner coto a los desmanes políticos. Habría que salir seriamente a decir ¡basta ya!, y parar la guerra de Cataluña antes de que se extienda.. ¡Habría que hacer tantas cosas!. Entre otras ya debería haber un pronunciamiento del Consejo General del Poder Judicial poniendo en su sitio al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, al Parlamento y a quien sea preciso….¡Que ya está bien!
Manuel Alba.