Los ciudadanos hemos aprendido mucho durante estos últimos 18 meses. Ni somos epidemiólogos, ni virólogos, pero, desde luego, hemos sufrido, nos hemos contagiado, hemos llorado la muerte de familiares y amigos, o hemos logrado escapar del contagio a base de cuidado extremo y de seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias. Sin ser sanitarios o científicos, casi todos, hemos sacado nuestras propias conclusiones según ha ido pasando el tiempo.
En Andalucía, y también en el resto de España habrá pasado lo mismo, la quinta ola ha sido enorme porque en las calles y en las casas no se ha tenido cuidado alguno, esa es la realidad. Siempre son los demás.
Estamos en pleno mes de agosto donde las fiestas populares están a la orden del día y se ve a le gente que ya empieza a dejar de usar la mascarilla tanto en las playas como en las calles y eso de la distancia social, nada de nada. Y si no hay más contagios es porque el virus comienza a no tener salidas con las vacunas. De las actitudes en las playas ni hablamos, lo veo todos los días.
Hemos perdido los papeles y conviene recordar que aquí al lado , en Estepona, hace unas horas, ha muerto una chica de 20 años a causa del Coronavirus; en las residencias de mayores el Covid vuelve a la carga sin compasión; los hospitales siguen soportando una presión muy importante y las UCI’s pueden colapsar si la cosa empeora un poco más.
El mensaje que se ha enviado a los jóvenes españoles invitaba totalmente a dejar de tener cuidado con el coronavirus. El mensaje que han recibido los jóvenes de fuera de España ha sido que aquí se vive la vida y que cada uno hace lo que le sale de allí mismo. El mensaje que hemos recibido todos es que hacer vida normal no está mal y que esto está a punto de acabarse y, por eso, todos hemos decidido que la cosa no va con nosotros.
Es normal que Andalucía soporte datos insoportables. Es normal que la pandemia siga causando estragos porque se lo estamos dejando a huevo al dichoso virus. Y es normal que esto no termine de solucionarse en todos los ámbitos porque nos hemos vuelto completamente locos. Despreciamos la vida. Sí, la despreciamos porque de no ser así estaríamos teniendo una actitud distinta.
En fin, que esto es lo que tenemos y no hay más que mirar a nuestro alrededor para saberlo.
Algeciras, 11 de agosto de 2021
Patricio González