Para la generación anterior a la mía, y para los que vinimos después, incluso para muchos jóvenes, hay una canción mítica, una canción que entró en la historia para quedarse y que no murió en el olvido como tantas otras…. ¡Una obra maestra en la que la música y la letra se combinan en un alarde mágico que llega al alma de quien la escucha!. En ella se establece, al compás de la melodía, el diálogo de una mujer y un hombre: ella canta, el habla, casi susurra tratándola de convencer pero la mujer no le cree, no puede creerle, ¡le ha oído tantas veces, le ha mentido tantas veces!. Seguro que ya saben que hablo de “Parole, parole ”.
Con letra de Leo Chiosso y Giancarlo Del Re, y partitura de Gianni Ferrio, la versión italiana contaba con la voz de la inolvidable Mina, cantando, y el actor Alberto Lupo dando voz al personaje masculino. Después vendría la versión francesa que daría la fama internacional y elevaría a mítica esta canción melódica con las voces de Dalida y Alain Delon…. “Palabras, palabras, palabras, palabras, palabras, tan sólo palabras”… repetirá ella constantemente, le dirá también “No cambias nunca, no cambias nunca, no cambias nunca, nunca cambiaras”… y le preguntará “¿Qué eres? ¿Qué eres? ¿Qué eres?”. Está cansada de oírle, “Nadie te puede callar”, “No quiero más caramelitos, cuéntale todo eso a otra” .
¡Preciosa canción que hoy evoco por otra cosa menos romántica y que veo escenificada de otra manera!. Por un lado, debería ser un colectivo, una sociedad completa la que sustituyese a las grandes voces de Mina o de Dalida, debía ser España entera y a Lupo o Delon ese Pedro Sánchez, embustero, embaucador, farsante, capaz de destruir una nación entera con tal de mantenerse en el poder, capaz de destruir la convivencia entre los ciudadanos, sembrar el odio, pues si existe en realidad ese delito de odio que se plasma en el Código Penal, se está fomentando desde esa Presidencia interina, “en funciones destructivas”. “ Parole, parole”… promesas nacidas para incumplirlas. Quinto Tulio Cicerón diseñó la campaña al Consulado de su hermano Marco en las elecciones de julio del 64 a. d. C, emitiéndole un breviario, el “Commentariolum petitionis”. En él sugería que prometiese porque “Las promesas quedan en el aire, no tienen plazo determinado y afectan a un número limitado de gente; por el contrario , las negativas te grajean, indudable e inmediatamente, muchas enemistades….” Venía a sugerir algo que 2.083 años después se ve que vale porque la sociedad no se pone en pié gritando “¿Qué eres? ¿Qué eres? ¿Qué eres?”. “Nadie te puede callar”, “No quiero más caramelitos, cuéntale todo eso a otra” . Se ve que las promesas de hace un mes, dos meses, o de hace quince días quedan en el aire, no tienen plazo determinado y afectan a un número limitado de gente aunque el número sea de millones de personas que se quedan como si tal cosa.
Asistimos a una situación en la que el célebre gobierno provisional se mantiene impertérrito obedeciendo como perros fieles a su amo, un gobierno en el que hay jueces en los que la sociedad confió cuando, en el ejercicio de sus funciones, y ajenos a la política, dieron muestras de una coherencia que ahora brilla por su ausencia cayendo en contradicción manifiesta con su hacer del pasado mientras vemos como en países de esos que gusta llamar “de nuestro entorno” hay ministros que dimiten por desacuerdos manifiestos con las políticas de sus jefes gubernamentales, ¿Cómo es posible que todo el gobierno pueda estar de acuerdo con este estado de cosas y se mantenga a trancas y barrancas en esta sinrazón?
“Parole, parole”… España pendiente de un preso, un político preso por un delito contenido en el Código Penal, sentenciado por el órgano jurisdiccional competente, con sentencia firme. España pendiente de la utilización de la Abogacía del Estado, una Subsecretaría del Ministerio de Justicia cuyas funciones, según la Ley 52/97 para unos fines de más que dudosa legitimidad: ¡Todo por el Poder para Pedro Sánchez!, pero España no le grita “No cambias nunca, no cambias nunca, no cambias nunca, nunca cambiaras”. España, no los partidos políticos, los españoles a los que no les van a subir el salario, ni las pensiones, a los que se les ha defraudado con su voto, a los que le han oído que jamás pactaría con independentistas y que han visto el engaño….. esos que parecen querer más caramelos y seguir….
Me pregunto por el ánimo de los Jueces españoles ante esta situación, ¿cómo afrontar el enjuiciamiento y fallo de un proceso a la luz del Código Penal y la Ley de Enjuiciamiento Criminal ante este estado de descrédito?. ¿Y los Fiscales, de los cuales ya opiné cuando hace unos meses me metí en el charco de opinar sobre lo que sospechaba y ya es mucho más que una sospecha: que la profesionalidad y rectitud de la Fiscal General del Estado, Dª Mª. José Segarra la hacía inminente víctima de defenestración por no concordar con los intereses de Pedro el Grande?. ¿Y qué hace un partido que tiene figuras importantes, vivas y con influencia, capaces de hacerse oír y que está viendo como acaba de quedar el Partido Social Demócrata Alemán por mucho menos que estas locuras?.
Pero aquí seguimos con nuestra canción… “Parole, parole” , pero en versión a la española, solo habla el actor, diciendo cosas, y cosas, no cambia, promete, incumple, se esconde, habla, pacta, deshace, hace, se ocupa de tratar de usurpar las funciones de la Jefatura del Estado, de un Rey un tanto invisible, todo hay que decirlo, y que ahora debería procurar aparecer en público a diario sea como sea, por el bien de todos, pues con el mensaje de hace unos días no basta, hace falta más presencia. En nuestra versión de la canción no hay ni Mina, ni Dalida, nadie le canta al Pedro galán insolente y embustero, España no le canta las cuarenta sino que sigue en estado de letargo, perdiendo prestigio, credibilidad, fuerza… Hay lugares, como donde vivo, donde estos días hay demasiado vacío en las calles, impropio de las fechas… También crece la violencia, aunque no sea políticamente correcto decirlo…y no pocos son los que han emprendido por el Sur de la célebre copla del añorado Carlos Cano “María la Portuguesa”, desde Ayamonte hasta Faro, y mucho más allá de Faro, porque aquello de que el dinero es un gran cobarde y a la primera señal de zozobra sale que se las pela es una verdad universal e irrefutable.
Nadie en el gobierno se mueve, ni en su partido, aunque ahora,, en León resucitan algo que no es nuevo pues allá en la prehistoria de la democrática conversa España, en 1.980, se fundó en Zamora el PREPAL, Partido Regionalista del País Leonés , lo fundo un señor llamado Francisco Iglesias Carreño, un profesor de matemáticas, al que conocí por aquellos años allí en aquella ciudad y que yo sepa, hasta las últimas elecciones se ha estado presentando. Su objetivo y fin es el mismo de la moción del Ayuntamiento de León, constituir con Zamora y Salamanca esa región autónoma de las tres provincias. De hecho ahora ha llamado la atención, pero hace más de cuarenta años, desde antes de constituirse como partido, el PREPAL y la idea de esa región existe.
Ciertamente este hecho puede suponer el comienzo de un fenómeno de mayor fraccionamiento territorial, pues es evidente, incluso se podría tratar de recomponer un mapa más esquizofrénico aún que el presente, con la división del Sur en los cuatro Reinos tradicionales: Sevilla, Jaén, Córdoba y Málaga, por ejemplo, alegando causas históricas más reales que las que justifican Andalucía, ¡de todo puede pasar!, y con el actual estado de cosas, más aún…. Pero poco importa cuando la pretensión prioritaria es ser Presidente de un gobierno, que, por otra parte, habría que preguntarse cuánto duraría, cuál sería su estabilidad de hecho, en que momento estallaría y tras qué consecuencias irreparables. Mientras, él habla: “Eres mi inquietud”,¡”no te entiendo”!, “Eres mi pasado y mi presente”. “Te lo juro”. “Este es mi destino, hablarte una y otra vez, una vez más” . “Escúchame, yo te juro”……. “Si no existiera tendría que inventarte”. “Es verdad”…. “Parole, parole”…. ¡Pero nadie le canta …las cuarenta!
Manuel Alba
28 de diciembre de 2019