Se dice que de lo sublime a lo grotesco va un solo instante… Se dicen tantas cosas inapropiadas…¡Tan ridículas!…
Murió en las últimas horas un hombre mítico, en ocasiones, y para algunos, polémico, que tras estar casado 73 años con una Reina, no fue Rey, ni lo pretendió, cumpliendo con su papel de una forma que estimo mucho más que digna y decorosa.
Había nacido príncipe de Grecia y Dinamarca, pertenecía a los Glücksburg, la vieja dinastía danesa aún reinante y cuyos miembros están repartidos por toda Europa, esa dinastía a la que se recurrió cuando en 1.932 los rusos, los ingleses y los franceses decidieron inventar el Reino de Grecia, un reino plagado de desencuentros y finalmente frustrado. Su padre fue en cuarto mijo de Jorge I de Grecia, el príncipe Andrés. Su madre la princesa Alicia de Battemberg, aquella extraña dama vestida con una especie de habito de monja que aparece en algunas imágenes de la coronación de Isabel II de Inglaterra, persona singular, desprendida y generosa, sordomuda y tachada de demente en su momento, tal vez como forma ideal para que su esposo se la quitara de en medio.
Ha muerto Felipe, Duque de Edimburgo y consorte de la Reina de Inglaterra, el muchacho que se crió en Inglaterra a la sombra de su tío Louis Mountbatten. Tras una juventud complicada, y siendo miembro de la marina británica, se casaría en 1.947 con la heredera de Jorge VI, la Princesa de Wales, Dejaba de ser griego y príncipe de Grecia y Dinamarca para convertirse en Duque de Edimburgo, con rango de Alteza Real por concesión de su suegro. Cuatro años después se convertiría en el consorte de la Reina Isabel de Inglaterra, cumpliendo su papel con fidelidad a la Corona y a la Reina hasta su muerte y teniendo que haber pasado por no pocos dificultosos trances en su vida, los últimos los ocasionados por el indigno matrimonio de su nieto y una peliculera de medio pelo americana que juega a ser Wallis Simpson e imita a otras perlas de la Corona.
Otros príncipes consortes hicieron también un buen papel, estando donde debían estar y como debían estar, y recuerdo el caso de Claus van Amsberg, esposo de la Reina Beatriz, hoy Princesa por abdicación, quien tuvo que soportar no pocos ataques por ser alemán en los primeros años de su matrimonio. Y hubo alguno que hizo un papel espantosamente ridículo, como el caso que toco directamente a los Glücksburg: el famoso Henri de Mompezat, esposo de Margarita de Dinamarca, que penó, pataleó e hizo todas las idioteces que se le ocurrieron para forzar que su esposa le hiciera Rey, y que al no lograrlo dio la nota hasta en su muerte con su peculiar imposición de no ser enterrado en el panteón real y junto a su esposa.
Ridículo, vergonzante y muy rentable fue el papel de Francisco de Paula de Borbón, Duque de Cádiz y esposo de Isabel II de España, y a la historia de este sufrido país me remito. Este personaje si consiguió , sin embargo, recibir tratamiento de Rey e incluso intrigar y conspirar para conseguir prebendas y fortuna, lográndolo en gran medida, sobre todo con los chantajes a la hora de reconocer a los hijos que iba teniendo su egregia consorte.
El esposo de Isabel de Inglaterra ha sido respetado y de hecho ha desarrollado un papel fundamental durante estos sesenta y dos años de reinado.
En sus funerales no tendrá excesivas solemnidades, en primer lugar porque él así lo había pedido, huyendo del ritual y la pompa de un Funeral de Estado, y, además, por las implicaciones de la pandemia. Ello no ha sido óbice para que los Jefes de Estado del mundo dirijan a la Casa Real Británica sus muestras de pesar… Y aquí no hay que perder de vista que incluso las Casas Reales de otros países, aun siendo todos entre ellos parientes, lo han hecho expresándose con la solemnidad que el caso y el respeto requieren…. Al igual que lo han hecho todos los Jefes de Estado…. ¡Todos salvo en un caso!: ¡España!
El Rey de España y la Reina Ortiz se han dejado caer con un mensaje que dice:
“Querida tía Lilibet,
Hemos sentido una profunda tristeza al recibir la noticia del fallecimiento de nuestro querido tío Philip”.
Un ejemplo de modernidad que los pelotas mayores del monarquismo felipístico no han dudado de calificar de “cariñoso gesto”… Un ejemplo más de la falta de tino, tono y acierto de esa Monarquía Republicana de los Borbón Ortiz que demuestran una vez más estar fuera de lugar y contexto, como o están en el caso del Rey Padre, o de las Infantas. Es de suponer que no se habrán echado del todo las manos a la cabeza en el Castillo de Wilson porque habrán recordado aquello de arreglado al pastor resulta la choza….
Lo que es seguro es que la respuesta no será a tono con tan ridículo y esperpéntico mensaje y que no dirá:
“Querido sobrino:
Tanto yo, tu tita, como los primos Charles, Ana, Andrew, y Eddy agradecemos tu pésame.
Saludo a Leti y a las niñas
Tita Lilibet”
¡Solo aquí y desde aquí, y en el contexto que vivimos aquí se pueden hacer mamarrachadas y sacadas de pies del tiesto como esta!.
Manuel Alba