De la visita al alcalde por la presidenta de Red Eléctrica Española -empresa encargada de hacer posible el transporte de energía a Ceuta- apenas ha trascendido lo allí hablado, quizás porque tuvo más de cortés que de valiente por parte de ambos interlocutores. “No impondremos (hasta ahí podríamos llegar) una ubicación para la misma” es cuanto dijo la visitante antes de entrar a la reunión y repitió a la salida.
Algo más locuaz fue en la entrevista concedida a un diario comarcal, pero que a lo largo y ancho de dos páginas completas, amparándose en que las instalaciones eléctricas son de interés general, no considera que vaya a hacer un daño y por tanto no cabe hablar de medidas compensatorias. Sin embargo, preguntada por cuál sería el beneficio para la localidad, cuando la infraestructura lo es para allende el Estrecho, contestó que “tiene que ser el alcalde el que diga qué necesita su pueblo, que esté a nuestro alcance”. ¿En qué quedamos? ¿Viene o no a comprar voluntades? En ningún momento mencionó la alternativa de que la obra no ocupara este territorio, ya que “para la conexión del cable la única zona posible de todos los estudios realizados- es La Línea. ¡Vaya suerte y vaya regalito!
En tiempos de la dictadura, tras el cerrojazo de la Verja, nos enviaban a ministros y directores generales para vendernos las bondades de un polo de desarrollo que no trajo desarrollo para esta ciudad y se derritió antes de llevárnoslo a la boca. COVELSA (Conservas Vegetales Linenses) y PARELISA (Panaderías Reunidas Linenses) tuvieron muy poca vida y menos aún el Mesón Turístico y las canalizaciones para riego del Zabal, y para qué nombrar las vías del tren que nunca llegó. En época más reciente, la invasión de aguas linenses por parte de la APBA para ampliar, sin ninguna necesidad, las fracasadas instalaciones de Crinavis ha sido un tristísimo ejemplo de tirar dinero al mar en forma de rellenos altamente contaminantes, y el Palacio de Exposiciones y Congresos, en su ya madura edad, no puede decirse que haya hecho honor a su nombre.
Esta ciudad, que siempre ha pagado la factura de los “intereses del Estado”, del “interés general” y de los errores de planificadores ajenos a la misma, en esta ocasión se va a ver regalada con un mamotreto de instalación industrial, fea donde las haya, generadora de contaminación eléctrica, que depreciará todo el entorno e hipotecará su futuro y además peligrosa tanto en tierra como bajo el mar (Recordemos lo sucedido con REE y el tendido del cable submarino desde Tarifa).
Una alternativa sería la adoptada por Gibraltar, que ha sustituido su antigua central térmica por una más eficiente y menos agresiva para el medio ambiente, porque la opción -más económica- de depender del suministro español -expuesta a vaivenes políticos- no se contempla. En el caso de Ceuta, tampoco sería recomendable estar a expensas de la conexión con nuestros “amigos” marroquíes.
Ahora, en lugar de a políticos franquistas, en esta Dictadura a la Moderna que nos ha tocado sufrir, nos mandan a una dama, que con palabrería diplomática nos quiere “dejar un impacto positivo”, pero que no es más que un caramelo envenenado. La poca asistencia de la ciudadanía a la convocatoria de protesta organizada el sábado pasado -acabada de ir la “invitada”- no augura nada bueno. ¿Será verdad que cada pueblo tiene lo que se merece?
A todo esto, el primer edil -hasta hace poco, batallador contra la subestación- desde el bis a bis con la sospechosa mujer guarda un respetuoso silencio, como el Ebro al pasar por el Pilar.
JUAN MANUEL BALLESTA GÓMEZ