Y lo llamaban Vandalween.
En eso se ha convertido la noche del 31 de octubre. En fiesta para lo vándalos. No es un caso aislado. El vandalismo en la noche de Tosantos y de Halloween ha sucedido en La Línea, en San Roque y en Algeciras.
Lanzamiento de huevos, papeleras y contenedores quemados, rotura de lunas en marquesinas y pintadas en fachadas es el nuevo divertimento de una panda de descerebrados que creen que eso es como se celebra una fiesta importada de Estados Unidos.
Pero ojo, no hay que demonizar a la fiesta. Esos actos vandálicos no se producen allí. Es la interpretación que aquí, un grupito de cafres hace de una fecha en la que a todo lo más que se llega es a asustar con esqueletos, muertos vivientes o con anti payasos.
Total, una fiesta para tomarse con humor eso de la muerte y en la que los niños, los más pequeños, son los que mejor se lo pasan. Son mayoría, oiga.
En ningún lado se dice que haya que hacer el vándalo, que haya que quemar contenedores y desperdiciar comida y agredir a otras personas.
Por eso, estoy en contra de esas voces que proclaman en contra de Hallowwen, porque lo que han hecho esos energúmenos, no es halloween. Es vandalismo.
Me encantaría que se pusiera de moda hacer eso mismo pero contra sus familias. Tirar huevos a la fachada de la casa de sus padres, al coche familiar, o quemar los cubos de basura de su propia cocina, o romper las lunas de los espejos de sus cuartos.
Veras que rápido acaba Vandalween.
Pues eso María, que hoy no tocaba hablar del gobierno, porque acaban de entrar y están preparando a marchas forzadas para antes de final de año el proyecto de la Algeciras Bobadilla, el desdoble de 340 hasta Conil, y un plan de choque contra el paro en la comarca.
Los dejamos trabajar, que nos han dicho que para ellos estas cosas es una prioridad. Eso nos dijeron.
José María Yagüe