Si no se arriesga no se gana. Todos formamos parte de un tablero de ajedrez en el que se pone en juego cada instante que pasa, nuestro futuro, el futuro de la humanidad. Nos apostamos la vida con cada una de nuestras decisiones.
De un tiempo a esta parte están ocurriendo cosas muy importantes y graves . Y dentro de unos años, los libros hablarán de ello como algo que cambió el curso de la historia. Tal vez cuenten que es uno de los desastres más grande jamás ocurrido. Pero parece que aquí, en nuestro mundo occidental, estamos en zona de nadie, una zona en la que intentamos, de alguna manera, defender un presente cómodo sin pensar que el futuro nos viene cargado de malas noticias, falta de oportunidades y retrocesos sociales que no hemos tenido en los últimos cincuenta años. Valor, sacrificio, lealtad y solidaridad.
Esta pandemia tiene mucho en común con la que ocurrió hace 100 años. Nada se aprendió entonces y parece que ahora ocurre lo mismo. ¿Dónde hemos perdido nuestros valores fundamentales?. Nos han enseñado que tener miedo no es malo. Ya nos cuida el Estado mientras dure este espantoso Estado de Alarma y eso nos tranquiliza. Penoso. Si no recuperamos los valores que nos han caracterizado durante cientos de años no ganaremos al coronavirus ni a las de tres.
El juego es vivir. Y sin arriesgar no podemos ganar. Pero arriesgar es pensar en el mundo entero. Y protestar cuando creemos que las cosas se hacen mal o se cometen injusticias. Y ser solidarios con los que lo están pasando muy mal. Y ser capaces de acostarnos sin arrepentirnos de lo que somos.
Vivir es un juego y hay que saber ganarlo.
Algeciras, 24 de noviembre de 2020
Patricio González