Lejos quedan los momentos esperanzados en que Málaga y la Costa del Sol se las prometían muy felices con las nuevas instalaciones de una flamante Terminal Aeroportuaria que ha costado miles de millones y que no se ha sabido, ni se sabe gestionar.
El director del Aeropuerto de Málaga se ha sacado de la manga unas normas para colapsar la salida de viajeros, prohibiendo la carga y descarga en el lugar habitual, que ahora permanece desierto y sin uso y obligando a todo el mundo a dirigirse al Parking, provocando con ello un impresionante tapón y el cabreo generalizado de miles de usuarios.
El clamor es impresionante. Y se habla de incapacidad para gestionar uno de los primeros aeropuertos de España. La Costa del Sol se esfuerza por atraer turistas, por tratar de ser un lugar agradable y este funcionario de Gobierno de Rajoy, culpable último el presidente del Gobierno de este desastre, pero culpable sin duda al entregar el mando de Aena a personas incapaces, se dedica a convertir el Aeropuerto de Málaga que tantos esfuerzos y tanto dinero ha costado a los españoles, en un impresionante caos.
Estos días se están oyendo quejas de todos los sectores y comentarios para todos los gustos que, en primer lugar señalan al Gobierno de España por permitir esta barbaridad, aunque no ha faltado quien ha visto la mano negra de la privatización de AENA. Se ha dicho que esto es una maniobra no de incapacidad de gestión, sino de plantear un problema al Gobierno para que este no dude en ceder la gestión de los Aeropuertos Españoles a la empresa privada, tal y como lleva años barruntándose. Un aeropuerto es una mina de oro, que deja dinero por todas partes. Quitar la gestión al funcionario y entregársela al empresario, necesita una motivación. Y ésta, podría ser.
Mientras, se hace daño a Málaga, a su imagen, a su turismo y a sus ciudadanos que ven como de pronto el aeropuerto se convierte en un incordio, en un grave problema y en mucho daño, económico y de todo tipo.
Si el Gobierno de Rajoy es el culpable, lo tiene fácil. Cambiar de arriba a abajo a todos los funcionarios de AENA, muy bien pagados por cierto y buscar gestores que sepan como encauzar el problema.
Es verdad que la salida de viajeros en el Aeropuerto de Málaga se colapsaba y obligaba a mantener un férreo y estricto control en la llegada, descarga de viajeros y maletas, procurándose el menor tiempo de estancia del vehículo que los transportaba. La Policía Municipal de Málaga era dura e intransigente en ello, no atendiendo a razones. Pero, también se observaba como el carril de los privilegiados, es decir, el que estaba en el interior, siempre estaba despejado. Algún vehículo policial estacionado, alguna furgoneta y algunos taxis que llegaban y salían raudos. Desviar a este carril una parte del volumen de coches con maletas y viajeros a descargar podría haber supuesto un alivio grande, sobre todo en horas punta.
Pero lo de ahora, no tiene nombre.
Este desbarajuste, hace daño a Málaga, a la Costa del Sol y a su turismo. A ver quien lo arregla. El lunes será ella.