Entre mitos y falsedades sobran ruidos y faltan sensateces. Nos inundan de banalidades con apariencia de rotundidad y frivolidades rutinarias y escasean las mesuras y los análisis imparciales. Faltan líderes políticos con ideas y visión estratégica para los nuevos tiempos. Hay muchos paparruchas y papanatas pendientes de ofrecer un titular, aunque sea una memez o conseguir una foto, cueste lo que cueste, en una política propagandística.
Con frecuencia se juega por parte de los dirigentes, con las emociones y sentimientos y se intenta manipular a las masas conduciéndolas en el sentido que más interesa a determinados poderes que presumen de democracia, pero no la practican. Y muchos de sus líderes nos venden lo negativo y nos roban las ilusiones.
Corremos el peligro que algunos charlistas y predicadores de consignas pretendan convertir por arte de magia lo popular en populismo, los movimientos antidemocráticos en movilizaciones sociales y reivindicativas. Entre las necesidades de la ciudadanía y la obligación y la responsabilidad de los gobernantes, ha de estar abierto siempre el camino del diálogo.
No podemos intentar encontrar cada una de las soluciones por nuestra cuenta sin contemplar la realidad global y hacer trampas en el solitario. Ante cualquier ataque a la democracia o una dejación de hacer política no podemos permanecer impasibles ni ser espectadores pasivos. No debemos encerrarnos en la creencia que la única razón es la nuestra.
Tampoco debemos incurrir en el simplismo y la osadía de sentenciar sobre algo o alguien sin conocerlo., de opinar de un libro sin haberlo leído, de meternos a deshacer entuertos sin ser capaces de enderezar nuestras vidas. Hemos de ser humildes y sensatos para saber decir no lo sé.
En los últimos tiempos estamos asistiendo a una atmosfera de crispación hacia el discrepante o hacia el diferente. Hay demasiada fauna humana instalada en la irritación y con comportamientos agresivos hacia el otro.
Vemos como legiones sectarias y frentistas, ondeando la bandera de la defensa de las identidades y defendiendo la participación ciudadana, se muestran dispuestas a callar a quienes no piensan como ellos, sin ningún sentido crítico o autocrítico en su actuación.
Así el cantautor Joan Manuel Serrat, con un itinerario impecable en defensa de las libertades en este país, al afirmar desde Chile que el referéndum de Cataluña no es transparente y no puede representar a nadie , además de alertar de la gran fractura social que está provocando. Pues, por tal motivo ha recibido todo tipo de insultos por parte de algunos energúmenos que se dicen independentistas, entre los cuales está el de fascista. O están locos o no saben lo que dicen.
Pensar de manera distinta, debatir o discutir, cuestionar la actuación de alguien no nos convierte en su enemigo irreconciliable, con el que jamás nos podremos sentar a dialogar y con el que analizar nuestras distintas razones para acercar posturas y partir las diferencias.
Entre el delirio y la locura hay un porque para cada ocasión y un disparate para cada oportunidad, mundos raros y extraños y simplezas que intentan explicarlo todo, gente ilustrada que lo sabe todo y ceporros que ignoran cuanto afirman.
Desde los presupuestos y los valores de una sociedad libre, nadie debería sentir la tentación de dictarle noticias a los periodistas o las columnas de opinión a aquellos que en algún momento desean hacerlo .Quítenselo de la cabeza. Ningún profesional decente, bufones y mercaderes aparte, se lo iba a permitir.
Por mucho que nos lo creamos, no tenemos excesivas certezas en nuestras vidas y quienes para empeorarlo hablan o escriben sin pensar o incluso pasan de las decisiones a las ejecuciones sin parar en las reflexiones. Y hemos de aprender de la experiencia que no merece la pena caer en el vacío de vivir para los honores , los poderes y las riquezas , y que como dice el ex Ministro de Educación y Catedrático de Metafísica , Ángel Gabilondo Hay cosas que solo se tienen si se dan
Se agradecen las palabras de un estadista como Felipe González que muestra su enorme preocupación por la situación de Cataluña y propone que ante tal cúmulo de despropósitos y provocaciones por parte de los independentistas primero recuperar la legalidad de la Constitución y el Estatut y después hablar y dialogar
Finalmente me gustaría que entre tantos ruidos y algunas sensateces, en esta era digital en que vivimos en pleno siglo XXI, donde las nuevas tecnologías hacen del presente una realidad transmitida en cualquier espacio y tiempo, nos quedáramos con la reflexión de Adela Cortina, Catedrática de Ética y Filosofía Política Más información no es necesariamente más conocimiento, y estar conectados no es siempre estar comunicados.
Juan Antonio Palacios Escobar