Muchas veces recibo mensajes “SMS” de amigos o familiares, y como no me arme de paciencia, soy incapaz de interpretarlos, ya que parecen que vinieran encriptados. Como saben los que hayan leído algunos de mis artículos, soy un enamorado de nuestra lengua, y yo, que escribo a mano la totalidad de mis artículos y poemas, que corrijo una y otra vez los escritos a base de tachaduras y “pasadas a limpio”, no entiendo muy bien como hoy la práctica totalidad del personal no escribe nada a mano… y no sabe escribir a mano porque desde la escuela solo han escrito sobre las teclas del ordenador o del teléfono móvil, que en la mayoría de los casos, corrigen de forma automática las seguras faltas de ortografía, con lo que el esfuerzo mental es cada vez menor, y así nos va.
Contra esa situación agonizante de la costumbre de escribir de puño y letra, leí un estudio sobre el tema, que dice que el 58% de los adultos no han escrito nada a mano en los últimos 10 meses anteriores al estudio en cuestión. Y en el futuro, digo yo, puede que no escribamos nada a mano, ya que, como saben, hay aparatos inteligentes -ordenadores, teléfonos móviles y similares-, que reconocen la voz humana y solo tienes que dictarles de viva voz y ellos lo interpretan como texto, por lo que ya ni siquiera será necesario el uso del teclado para plasmar nuestros pensamientos o nuestras comunicaciones con los demás.
¿Qué será -me pregunto- de una civilización que no escriba? ¿Volveremos al neardentalismo de los gestos y gruñidos guturales para nuestra comunicación con los demás? ¿Cómo transmitiremos nuestros conocimientos, nuestras emociones, nuestros proyectos o nuestras preocupaciones? ¿adónde nos están llevando las nefastas políticas sobre la educación en las aulas? No me digan que no es preocupante, aunque, bien mirado, quizá el problema mayor del futuro no sea para muchos individuos el hecho de perder la costumbre y el conocimiento de escribir. Quizá el problema mayor, y el más trágico, sea perder el hábito de pensar…
Antonio Poyatos Galián