El propietario del Restaurante Casa Bernal, Antonio Bernal, de Campamento (San Roque) ha fallecido este viernes tras ingresar hace unos días en estado grave en el Hospital de la Línea de La Concepción.
El funeral por una de las personas más queridas en el Campo de Gibraltar se celebrará este sábado 23 de noviembre en la sala número 4 del tanatorio de La Línea. previsiblemente a las 12:00 horas, aunque el cura que oficializará la ceremonia aún tiene que confirmar la hora.
Bernal ingresó hace dos días en estado grave en el Hospital de La Linea de la Concepción. Fue propietario del Restaurante Casa Bernal, de Campamento, San Roque la casa de comidas mas antigua del Campo de Gibraltar ya que data de 1884.
Antonio Bernal fue una personalidad muy querida en todo el Campo de Gibraltar y en Gibraltar donde trabajó regentando establecimientos muy emblemáticos de la Roca. La noche del cierre de la frontera fue el ultimo trabajador español en salir de la Roca.
Antonio Bernal publicó un libro con alguna de sus vivencias, que fue editado por el periodista José Antonio Ledesma.
El Ayuntamiento de San Roque lo disntinguió con la Medalla de la Ciudad en el 2008.
Ha sido tertulianos en infinidad de debates en medios informativos y en los que ha organizado la sección de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en La Linea. Siempre defendiendo a ultranza al pueblo de Gibraltar tan ultrajado y denostado por no querer ser español.
Su Restaurante Casa Bernal, famoso por su excepcional comida casera, era frecuentado por personalidades de toda la zona y por muchas familias de Gibraltar quen él tenían su casa.
La trayectoria de este emblemático restaurante se torció y tuvo que cerrar cuando el único hijo varón que le quedaba Kuki (el otro murió apuñalado por un mal nacido en La Linea), murió tras una corta enfermedad, llenando de dolor y de pena a esta familia y a cientos de amigos. Curiosamente su camarero de toda la vida Chaly que se había criado en la casa de Bernal, muere a continuación tan solo unas semanas después de Kuki, aumentando la desolación en Antonio Bernal, en Rosi, su mujer (una excepcional cocinera) y en su hermana. Y por supuesto en su hija Mae, que lo dejó todo, a sus hijos ya hombres (que han sido el orgullo de su abuelo Antonio) a su marido y a su trabajo en Cantabria para venirse a Campamento a cuidar de su padre, su madre y su tía, toda una gran familia sacudida por la desgracia.
A Antonio Bernal se le echa de menos.