Vivimos entre tensiones y alertas en una búsqueda permanente de nuestros orígenes y autenticidades, y esas raíces nos informan de quienes somos y de dónde venimos, y nuestras apariciones y desapariciones del escenario público están repletas de arraigos y desapegos.
No me gustaría en este artículo semanal recalar en los temas manidos y consabidos, que dominan la actualidad y provocan hartazgo en el lector, por eso me van permitir que haga algunas reflexiones y que cada cual, utilizando sus intereses, creencias y creatividades, las aplique a los protagonistas, actores y situaciones que crea conveniente.
La sociedad actual está dominada por un desbordante egoísmo y un gran desapego de la Política. Hay una epidemia de desideologización y se predica y aconseja por parte de los grandes gurús del asesoramiento y el entrenamiento de” líderes·”, que hay que despolitizar, cuando es precisamente lo que falta en la mayoría de las ocasiones, POLÍTICA, POLITICA Y POLÍTICA.
Hay cosas que por mucho que nos la expliquen la ciudadanía no logramos entender , incluso cuando algunos presumen de transparencia y mantienen una actividad opaca y secretista, que genera desconfianza y distanciamiento de aquellos que deberían tener una conducta ejemplar y cercana a quienes les votan, que son al fin y a la postre sus empleadores.
Llama la atención, que entre filias y fobias, haya responsables que alimenten y fomenten lo que dicen combatir. Contradicciones o simple y llanamente caradura y poca vergüenza. No se puede defender a todas horas a España y cuando llega el momento de colocar los intereses del País por encima de los partidarios, “si te he visto, no me acuerdo”
Tampoco observamos con demasiada frecuencia, reconocer los
errores cometidos y no empecinarse en justificarlo todo, lo que además de enfadar a la gente, los aboca a repetirlos a una y otra vez, cual Día de la Marmota, en una especie de bucle sin fin.
En un sistema como el nuestro, tan malo y peligroso resulta confiarlo todo a los Mercados, como si fueran los dueños y señores, los “putos amos” de nuestras vidas; como ignorar su existencia y esperar que todo lo regule y soporte el Papá Estado o la Mamá Administración.
Debemos tener claro como ciudadanos, la diferencia entre la España que queremos y la que nos quieren imponer, sin preguntarnos ni consultarnos y pretendiendo que aceptemos sin juicio crítico ni discusión la realidad por muy mala que sea, sin luchar por una mejor.
Vemos con enorme sorpresa y en ocasiones hasta con estupefacción, como suena la sirena de emergencia cuando el adversario hace algo que no nos gusta, y colocamos la luz verde de pase cuando y como quiera cuando quienes meten la pata son los nuestros, Eso se llama “equilibrio y objetividad”
Hay tentaciones que invaden una sociedad globalizada como la nuestra, como la de los poderes económicos en sustituir la política, dándole aprobados o suspensos a gobiernos o posibles pactos, diciéndonos que nos olvidemos de lo que les prestamos o indicándonos cuando nos podremos jubilar. Todo un ejercicio de sea usted ciudadano de pleno derecho. ¡VIVA LA LIBERTAD!
O aquellas otras de deslegitimar la vida pública, con dos errores que devalúan la democracia, como son la judicialización de la política o la politización de la justicia., ambos son motores que mueven el avispero y nos hacen un terrible daño al concepto y el ejercicio de la ciudadanía. No debemos olvidar nunca la separación de poderes, tal como los concibió Montesquieu, la mezcolanza del legislativo, el ejecutivo y el judicial es una de las formas más deleznables de corrupción que existe, al igual que confundir permanentemente la administración con la política.
Hemos de saber distinguir con claridad las personas decentes de los corruptos y sus responsabilidades, las imputaciones de los delitos y las penas, y no condenar de antemano a nadie porque podemos cometer una gran injusticia y arruinarles sus vidas.
Por poner un tercer ejemplo de tentación, está la de querernos controlarnos en todo momento y lugar, y ahora eso es relativamente fácil, llevando con nosotros un GPS como son nuestros móviles, que nos dan el poder de tener el mundo en nuestros bolsillos, pero la servidumbre de que se sepa en todo momento dónde estamos, lo que hacemos o lo que preferiríamos hacer.
En estos días estamos librando una batalla de la incertidumbre a la estabilidad, de la discreción al espectáculo, de la veracidad a las fake news, del uso de medios públicos con fines privados, de utilizar a los afiliados como soporte para sostener los argumentos de cada cual.
Están los que en este batiburrillo, se han fabricado su relato, que repiten y venden a todo el que se los quiera comprar pretendiendo que confundamos progresismo con radicalismo, y moderación con conservadurismo. De ahí la importancia de emplear el lenguaje con propiedad.
Entiendan ustedes , que para alguien que como este articulista , que defiende en todo momento la POLÍTICA como medio o instrumento de resolución de problemas , les resulte irritante la superabundancia de insensatos e insensateces y la escasez de equilibrios, diálogos y corduras.
El desprestigio de la política lo provocan, en la mayoría de las ocasiones, aquellos que se empeñan en hacer circular y alimentar mentiras, sin reparar en el daño que ellos mismos se están causando. No les vendría nada mal pararse a reflexionar de vez en cuando.
También son un verdadero deterioro de las relaciones sociales y políticas, los llamados “apóstoles del dogma”, siempre en posesión de la verdad y dispuestos a acomodar a la gente donde a ellos les va mejor o repartir carnets de moralidad, integridad y honradez. Suelen ser quienes tienen más cosas que esconder y más irregularidades que callar.
No me gustaría despedir estas reflexiones que he compartido con vosotros, sin hacer referencia a las ratas que abandonan el barco cuando éste se hunde y utilizan argumentos que no se creen ni ellos mismos, o aquellos otros que se pasan los días pidiendo dimisiones y pasos atrás , pero jamás los vemos predicar con el ejemplo.
Pero no nos podíamos olvidar de “los sabios del lugar”, los que hablan de todo sin saber de nada, opinan de las cosas sin conocerlas y valoran las situaciones sin vivirlas, o son unos mentirosos compulsivos o unos grandes cínicos.
Pongo el punto y aparte a este artículo con un ruego, criticas si, por muy duras que nos parezcan; insultos no, ya que evidencian la carencia de argumentos, Ni ofensas ni humillaciones, si no queremos convertir adversarios en enemigos Cuidado con las conspiraciones a la luz del día y las conversaciones secretas. Si queremos evitar los disparates, entrenémonos en los silencios elocuentes vacunémonos de los discursos inconvenientes.
Antes de terminar, volvamos a la realidad de lo concreto, y tenemos que decir con fuerza y firmeza, que España necesita un Gobierno, y que la única alternativa en estos momentos, es un Gobierno progresista presidido por Pedro Sánchez, en el que la mayoría de las fuerzas políticas han de hacer un ejercicio de responsabilidad.
Juan Antonio Palacios Escobar