Raro es el día en que nuestros políticos no sacan a colación la viabilidad del sistema de pensiones para nuestros jubilados, advirtiendo de lo difícil que es y será, mantener el actual régimen de cuantías que se abonan mensualmente y endureciendo las condiciones para acceder a esa merecida pensión.
Pareciera que nuestros pensionistas fueran los culpables de la situación caótica que asola el país, con un déficit desbocado que aumenta año tras año y gobierno tras gobierno, cuando ellos, los pensionistas, solo son la cara visible del propio problema ya que las células malignas, el cáncer, está en otro lado.
Pero el problema no son los pensionistas que tiene España, ni lo que cobran, tampoco. Esto es sólo un artificio de los políticos para evitar devanarse las pocas neuronas que les quedan activas, en buscar soluciones para que el dinero, que lo hay, llegue a todos, tomando medidas simples y de sentido común. En lugar de eso, intentan desviar nuestra atención cada día dividiendo al personal, resucitando odios y resentimientos que a nada bueno puede conducir.
La solución, todos los sabemos, consiste, sencillamente, en reducir el número de políticos, el número de instituciones, la duplicidad de la mayoría de estas, la reducción de sus sueldos y de sus prebendas privilegiadas, la reducción de sus asesores y personal de confianza, la eliminación de varias pensiones que ellos cobran por cada sillón que ocuparon, por cada “servicio prestado”, y que se equiparan al resto de sus conciudadanos. ¿Cuánto cuestan 5 nuevos ministerios? A todo eso hay que añadir el número desorbitado de funcionarios, estatales, autonómicos, provinciales y locales, así como de mancomunidades y empresas públicas o semipúblicas… ¿a que con ese dinero habría más que suficiente?
La solución, como vemos y sabemos todos, es fácil, pero nuestros políticos llevan una vida de lujo a la que no están dispuestos a renunciar, si no los obligamos, con unos sueldos escandalosamente altos -dietas aparte-, mientras la mayor parte de nuestros jubilados han de estirar hasta lo inverosímil los 700 u 800€ de pensión para sobrevivir honrada y dignamente.
Tendríamos que recordarles día a día la solución, para que ellos dejen de darnos la matraca con la misma cantinela, sin ruborizarse, mientras siguen sin aplicar el remedio lógico para sacar al país del borde del precipicio.
Antonio Poyatos Galián