Son numerosas las ocasiones en las que atribuimos erróneamente el origen de los síntomas de la alergia y nuestra primera impresión es descartada por el doctor. Una circunstancia que, según el especialista en alergología de los hospitales Quirónsalud Campo de Gibraltar y Córdoba, el doctor Ignacio García Núñez, ocurre a menudo con las mascotas del hogar. “Es frecuente que venga un paciente enumerando síntomas tras el contacto con su mascota (perro, gato, hámster…) y, lo que en principio podría ser una alergia al pelo del animal, descubrimos que se trata de sensibilidad manifiesta a los ácaros del polvo”, explica.
La explicación es muy sencilla, tal y como sostiene el especialista de los hospitales Quirónsalud Campo de Gibraltar y Córdoba: “Las mascotas, sobre todo las de pelo largo, son como escobas, y a su paso van llevándose las partículas del suelo. Si, además, de ese movimiento, añadimos que algunas de ellas tienen más tendencia a ensuciarse, resulta que el paciente está acariciando una masa de ácaros y polvo doméstico. Gráficamente es como si estuviera abrazando una escoba”. El especialista asegura que, en la actualidad, además, se da una circunstancia especial derivada de las restricciones de movilidad y, en consecuencia, el mayor tiempo en el hogar. “Esta situación ha provocado un incremento de las consultas en alergología de pacientes afectados por supuestas alergias a su mascota que han resultado ser provocadas por el ácaro”, destaca el doctor.
El problema surge cuando uno de los convivientes comienza a tener síntomas de alergia que afectan a su calidad de vida (rinitis, conjuntivitis, asma, dermatitis…) y el contacto con la mascota se convierte en un calvario, tanto para el como para alguno de los integrantes que conviven en el hogar.
Una vez confirmado que esas molestias están provocadas por alergia a la mascota, “no hay que echarle la culpa de la situación al animal ni tampoco provocar la salida del domicilio – explica el alergólogo quien es consciente del fuerte vínculo emocional existente – esa pérdida genera ansiedad porque se le considera un miembro más de la familia”.
En la actualidad existen opciones que mejoran la situación. “El especialista puede indicar un tratamiento médico que temporalmente solucionará el problema o, en segundo lugar, prescribir una vacuna determinada frente al epitelio específico. Esta última opción ofrece excelentes resultados y provocará que la convivencia con la mascota sea mucho más gratificante”, puntualiza García.