No hemos aprendido nada. Estamos cometiendo los mismos errores que se cometieron cuando se conoció la existencia del coronavirus.
No le tenemos demasiado respeto al coronavirus y cualquier excusa es válida para lanzarnos a la calle en masa. Ya cometimos el gran error del verano en el que nos dijeron que no pasaba nada y fíjense como estamos. Ahora esta segunda ola es más letal y más larga que la primera. Pero siguen las fiestas, los botellones, transportes públicos atestados, el Blak Friday, las luces de Navidad…..y ahora los niveles de incidencia del virus son cuarenta veces mayores que en el apogeo del mes de abril o mayo. Una tercera ola sería un desastre total , y desgraciadamente, lo será o unos días después del puente de la Inmaculada o justo después de la Navidad. Las UCIs siguen a tope, los equipos sanitarios están agotados y hay una gran fatiga en la población que tensa a diario el ambiente (casi diez mil personas ha muerto en noviembre).
Los políticos siguen enviando mensajes confusos a la población. No se pueden llenar las ciudades de luces y decirles a los ciudadanos que se queden en casa o que salgan de forma ordenada (esto es lo que ha pasado el fin de semana). No se puede salvar la Navidad sin que las calles se llenen de gente. Ese mensaje de “salvar la Navidad” se ha convertido en un mensaje muy peligroso que invita a los ciudadanos a hacer lo mismo que este pasado verano.
Alguien debería tener en cuenta que las reuniones sin control y sin conciencia del peligro que tenemos, se pueden convertir en la tercera ola. Las reuniones de Navidad no se pueden convertir en el prólogo de otras en los velatorios. Es muy duro lo que estoy diciendo, pero es así, porque parece que nos da igual ver como mueren miles de personas. No se puede salir a la calle, sumarse a la masa y , luego, criticar. Si vas a la calle y aquello es un hervidero, te vuelves y te vas a casa, así de sencillo.
Hay demasiada muerte, demasiado sufrimiento como para tener motivos de celebrar algo. Ya veremos cuánto nos cuesta eso de salvar la Navidad.
Algeciras, 1 de diciembre de 2020
Patricio González