Santiago Domíngez Miguel forma parte de la historia reciente de Marbella y no solamente por ser una personalidad muy importante en el mundo de la Gastronomía en España y con reconocimiento en muchos lugares del extranjero.
Durante más de 20 ediciones, cada año, Santiago puso a Marbella a la cabeza en el mundo de la Gastronomía organizando y desarrollando con un gran éxito el Festival Nacional de Gastronomía en Marbella, en el que trajo a los más grandes de la cocina en España, con presencia de chefs de Francia, Bélgica y hasta de Brasil, consiguiendo una gran repercusión mediática en España y en Europa.
Por ello ha sido tan excelentemente acogido el hecho de que “Santiago” no muera. Que siga, tal y como todos lo conocemos, con su carta de siempre, con sus atractivos gastronómicos, aunque la nueva dirección apueste, como es lógico, por los asados y las parrilladas argentinas, que seguro serán un buen complemento a las ostras, a las cigalas, los centollos o los bogavantes y a los platos castellanos de cuchara, que supongo seguirán.
Recordemos que Santiago siempre tuvo un éxito enorme en sus asados al estilo de su tierra burgalesa de Aranda de Duero y sobre todo, no olvidar, el rito sorprendente que, “tizona” en mano y emulando el recitar del “Mio Cid”, ofrece al servir el cochinillo asado al estilo de su “primo” Cándido, de Segovia, con plato roto incluido, ya que Santiago siempre presumió de su horno de leña a la antigua usanza.
En el magnífico libro editado por la periodista María Angeles Rabadán titulado “Santiago Domínguez-Tradición del Mediterráneo”, los más grandes de la Gastronomía española como Juan Mari Arzak, Martín Berasategui, Lucio, Pedro Subijana y otros chefs de primera línea, hacen una certera semblanza del popular Santiago, de Marbella. Igual que la harían sin duda, el popular “Currito” de Santurce, Miguel, de “La Trainera” de Madrid y otros famosos miembros de la Buena Medsa que ya se fueron. Los más grandes críticos de gastronomía como Joaquín Merino (RTVE) o Luis del Olmo no dudaron en cantar las excelencias de la cocina de Santiago.
Y en mi libro recién salido de máquinas, “Lo que yo vi, lo que yo viví” (título que precisamente me inspiró María Angeles Rabadán a quién siempre le agradeceré la acertada sugerencia), Santiago ocupa un espacio de protagonismo, como la gran personalidad de Marbella que es, apareciendo junto a Cela, a nuestro gran amigo el periodista de TVE José Antonio Plaza (qepd), así como junto a sus compañeros de la Academia Gastronómica y digo que el príncipe Alfonso de Hohenlohe, Jaime de Mora y otros muchos personajes han disfrutado de la buena mesa en Santiago.
Santiago ha sido un referente
En Marbella se come muy bien y no solo por los restaurantes de las discutidas “estrellas Michelín”, que abundan, sino porqué Marbella es, sin discusión, la auténtica capital de la Gastronomía, aunque ese reconocimiento oficial, aún no le haya sido otorgado.
Santiago ha sido el promotor, el impulsor de esa categoría gastronómica que Marbella goza actualmente, donde el comensal dispone de una amplia baraja de grandes restaurantes para elegir: Además de “Santiago”, “Leña” y el exclusivo “Nobu”, en Puente Romano, Casanys con alta cocina belga, Da Bruno con la mejor cocina italiana, la indiscutible categoría del Marbella Club y de los Restaurantes del grupo Shamoon que tiene a un gran chefs al frente, como es Simón Padilla.
“Lobito de Mar”, “La Barca”, “Los Mellizos”, el “Europa” y otros especializados en pescado y marisco, como en su día lo fue Cipriano” de Fermín Muñoz, tienen un gran éxito, cada uno en su especialidad.
Restaurantes de alta cocina, con “estrella” como “El Lago” o como el pequeño “Esquina” en el corazón del casco antiguo de Marbella, no lejos de aquel paraíso de la buena cocina que fue La Fonda, sucursal del madrileño “Horcher”, donde Ramón Ballesteros (íntimo amigo de Santiago con quien tanto colaboraba y cambiaba iniciativas) y por supuesto “Messina” también Estrella Michelín son opciones atractivas de la buena cocina.
Por supuesto que en Marbella existen otros restaurantes famosos, desde que el belga Paul Schiff, en su chalecito situado entre los frondosos pinares de Las Chapas o el famoso Goyo, triunfaba en los buenos tiempos de Los Monteros, cuando Agustín Picazo y el marqués de Castro dieron prestigio al hotel del banquero Ignacio Coca.
La gastronomía es un gran reclamo turístico para Marbella. Un gran complemento para ofrecer lo mejor al turismo de calidad. Y Santiago ha contribuido a esa fama, a ese prestigio del buen comer, fomentando la buena cocina,
Para el turismo de calidad, para el turismo residencial que tiene su casa o su gran mansión o palacio en Marbella, para muchos vascos, castellanos o madrileños, nada más llegar de vacaciones a Marbella, la meta inmediata era reservar mesa en “Santiago”. Y si hay mesa en la atractiva terraza frente al mar y el Paseo Marítimo, mejor que mejor.
Hoy día Marbella presenta un abanico de posibilidades para comer bien, con sitios modestos y excelente cocina como el “Mimo by the sea”, en el paseo Marítimo, pasado Santiago y tantos otros.
Desde la comida consistente del Restaurante Vasco situado en los bajos de los apartamentos El Palomar, “Sidrería Usategui” que hace unos días fue analizado por los expertos de la Academia Gastronómica de Marbella; los asados de “La Cabaña” de Nagüeles y otros especialistas en carnes, aunque el más valorado por la calidad de sus asados de cordero, sus grandes rodaballos o el chuletón a la brasa, es sin duda, la “Sidrería de Manolo”, situada en un recóndito lugar de La Campana de Nueva Andalucía.
También en el Puerto Banús se come muy bien, por ejemplo en “Los Bandidos” al final del Puerto o en “El Gaucho”, siempre animado.
Citar a tantos sitios donde se come bien, en Elviria, en San Pedro Alcántara, donde cerca del Da Bruno está el Restaurante que sigue el prestigio de Paolo Ghirelli, que tan alto puso el pabellón del Restaurante de gran categoría en “La Meridiana” cuando el maitre Carmelo Pérez que había triunfado en el Club 31 de Clodoaldo Cortés en Puerto Banús, cogió las riendas de sus elegantes comedores, mucho antes de convertirse en el especialista que servía los banquetes de la Casa Real y pasar por Zalacaín y el Club 31 de detrás del Ministerio del Interior.
Y sin olvidar lo bien que se come en la playa, en cantidad de sitios y no solamente en los cada vez más numerosos “Trocadero” , dos en Marbella, otro en Estepona, el famoso de Sotogrande, etc. Y es que en la playa, se come muy bien, como demuestra Enrique en “Playa Europa”, su vecno de “Los Tres Pepes” y otros muchos más a todo lo largo y ancho del litoral.
El caro y famoso “Ta Kumi “ es uno de los muchos y buenos japoneses que existen por doquier.
Marbella es lo mejor, el santo y seña de la gastronomía.
Santiago Domínguez que a sus 82 años quiere dejar de trabajar (y no puede) ha cedido las riendas de su restaurante a un grupo argentino, que tiene, como primera de sus premisas, el seguir con la misma carta, con los platos que han dado prestigio a Santiago, con la exquisitez de su cocina, con la decoración llena de recuerdos de aquellas jornadas del Festival Gastronómico Internacional que tanta fama dio a Marbella. Con todos esos premios y distinciones que ha logrado desde que se le concediera la Medalla al Mérito Turístico.