En estos instantes grises de la historia, cuando el ser humano necesita esperanzas renovadas y un alejamiento de la soledad, para darle sentido a este sinsentido de la existencia que sobrellevamos, son pocos -muy pocos- los que agarran con firmeza las riendas del cambio para mejorar, para que la sociedad funcione en positivo y convertirla en un motor del bien común.
Pienso que la mayoría de las personas han puesto sus malogradas esperanzas en “los otros”, ya sean políticos, banqueros, sindicalistas, patronos… dejando de lado lo principal, es decir, creer en sí mismos, trabajar para sobrevivir en medio de un negro horizonte sobre el futro próximo.
Es como si esa gente -mayoría- ambicionaran la aparición de una tropa de héroes con superpoderes que de la nada, y en nombre de la justicia, hagan que las cosas cambien, dando un giro rotundo a esta situación ignominiosa que se ha regado desde hace mucho tiempo con apariencias, atropellos y utopías.
Pero, residimos en un país donde se engrandecen los gestos de personajillos que poco o nada productivo aportan a una ciudadanía que ansía prosperar en el más amplio sentido de la palabra.
Los pocos héroes que existieron, ya no desean ser héroes en un país que no los valoró en su momento, y supongo que ahora solo quieren su libertad, su poesía, el aire puro y el pecado perdonable.
Su heroicidad se la debieran prestar a todos aquellos que, pudiendo hacer mucho, se pasan el día colocados frente al espejo mirando el saldo de sus cuentas corrientes, lamiéndose el ombligo y despreciando el honor de ser valientes cuando más los necesitamos…
No existen ya esos deseados héroes, amigos, estamos solos, zozobrados en medio de la tormenta, y que Dios nos coja confesados si no hacemos acto de contrición a sabiendas de que hemos de sobrevivir por nuestros propios medios.
Antonio Poyatos Galián.
Opiniones
Mis pocas neuronas activas, echan humo cuando intento analizar, los puntos de vista que exponen mis amigos, conocidos, tertulianos, advenedizos, camareros, taxistas, señoras de la limpieza, albañiles…. todo el mundo tiene su particular opinión sobre lo que nos está sucediendo, y sobre cómo está evolucionando la situación inaguantable que estamos atravesando….
Pero, si prestamos atención, casi todos los ¨opinadores¨; buscan consciente o inconsciente un único objetivo: Encauzarnos una opinión, su opinión, aunque muy a menudo, demasiado a menudo, esa opinión suya haya sido a su vez, encauzada por telediarios, tertulianos, opinadores, debates rimbombantes y similares…
Cuidado amigos con los telediarios, con los debates, con los tertulianos y con la gente de gestos y palabras graves, con apariencia de estar bien informados: Solo lograran cabrearle y tratar de llevarle detrás del carro, como si fuera un asno.
No les dejaran apreciar los días de sol, ni el canto de los pocos pájaros que quedan, ni las noches de luna llena… ni tener una opinión propia. Ante esas situaciones, cambie la mirada, cambie de paso, aunque tropiece, ¿quién dijo que tropezar es de tontos? Un pájaro descansa sobre un cable electrificado y no es tonto…
Usted, amigo lector, pósese suavemente sobre la realidad que usted percibe, ya sea cable electrificado o verde rama y no eche de menos cómo dicen los demás que va el mundo. Vera que el mundo gira solo, no necesita conductor ni de nadie que nos repita constantemente lo que otros quieren que a su vez nosotros repitamos.
Déjese llevar por su percepción, la vida real está en la calle, en su casa, y su interior no falla, por más que nos lo digan los encauzadores de opinión.
Mire objetivamente a su alrededor y vera que lo único que ha cambiado es el escenario de la obra que se representa, pero usted y yo, seguiremos teniendo la misma inquietud, haciendo el mismo esfuerzo, mientras vemos, con impotencia, como se lo lleva crudo la clase política.
No hay más, así que… tenga un pensamiento crítico y no se deje llevar por la opinión de los demás.
Antonio Poyatos Galián
Muy bueno el artículo Antonio. Hay que leerlo detenidamente y reflexionar.
Enhorabuena